Un entrenador australiano de 32 años no terminaba de entender por qué sus clientes obesos no se motivaban para hacer actividad física, entonces, decidió subir 38 kilos y medios para pasar de pesar 81 kg. a 120 y así, entender a sus clientes con sobrepeso.
Ha sido entrenador por 5 años y modelo de ropa interior, pero para cumplir su objetivo de ponerse a la par de sus clientes obesos y entender su accionar, dejó de hacer ejercicio y cambió su menú diario por comida chatarra.
Según el entrenador, con esta decisión podrá entender a los clientes obesos de su gimnasio y ayudarlos a mejorar su salud. Lo cierto es que este entrenador no dimensiona los riesgos a los que se ha sometido, ya que ganar peso de esta forma, bruscamente y con un cambio significativo en su estilo de vida, puede dañar para siempre su salud, cambiar su metabolismo y producir enfermedades crónicas.
Sus amigos consideran que está loco por hacer esto, y los profesionales, sólo consideran que es una forma de atraer más clientes y publicitar sus servicios. Eso sí, ¿creen que por subir de peso podrá pensar y actuar como un obeso y ayudarles a mejorar su salud?
Esta persona puede convertirse en un obeso, pero él no lo era. Peor aún, ¿qué sucedería si ya no puede volver al cuerpo y el estilo de vida que tenía antes? Generaría un gran fracaso y el sentimiento contrario al que pretendía en sus clientes.
Sin duda, la decisión de este entrenador demuestra la falta de cuidado por su propia salud y utiliza al cuerpo como a una herramienta más con la cual no deberíamos jugar como él lo ha hecho.
Vía | Diet-blog