Este año el invierno se está alargando un poco más de lo esperado, pero el buen tiempo está a la vuelta de la esquina, y con él las ganas de comer verduras de temporada. Vamos a ver qué alimentos podemos combinar esta primavera para conseguir que nuestras ensaladas sean platos completos.
Con el frío apetecen más las sopas o los caldos; pero la primavera puede ser perfecta para hacer nuestra alimentación más saludable a través de ricos platos de ensalada. Os presento los musts de mis platos estivales.
La base de la ensalada suele ser siempre la lechuga, tanto iceberg como romana, pero no podemos dejar de lado otras opciones. Las espinacas frescas, los canónigos o la rúcula están entre mis favoritos.
Otros vegetales que podemos añadir a nuestras ensaladas sin peligro de aumentar las calorías de estas son tomates (tomate en rama, tomatitos cherry...), guisantes, judías verdes, zanahorias, espárragos... Las formas más sanas de incorporarlos son crudos o bien cocinados al vapor, al horno o en el wok.
Para ser un plato completo, nuestra ensalada no puede prescindir de un buen aporte de proteínas. Pescados como el atún al natural o en aceite, o el salmón ahumado son grandes clásicos de las ensaladas. Si añadís otras fuentes de proteína como pollo o pavo, mucho cuidado a la hora de cocinarlo: a la plancha es la mejor opción para no añadir calorías extra.
Las legumbres también son una buena fuente de proteínas: los garbanzos, las lentejas y las habichuelas nos aportan además minerales y vitaminas con un bajo contenido en grasas.
Cuidado con los quesos, que pueden aportar mucho sabor a nuestros platos, pero generalmente suelen ser muy grasos. Lo mejor es optar por el queso fresco tipo "queso de Burgos" o aquellos que son 0% materia grasa. En cualquier caso, si controlamos las cantidades, poner queso en nuestras ensaladas no tiene por qué ser un problema.
Como complementos para aportar sabor y hacer nuestros platos diferentes podemos añadir aceitunas (que aportan antioxidantes), frutos secos como nueces, almendras o piñones (que nos ofrecen oligoelementos y vitaminas) o especias como albahaca, tomillo o pimienta.
Por último, mucho ojo a la hora de aliñar nuestras ensaladas, porque es aquí cuando solemos pasarnos con las calorías. Huid de las salsas procesadas: mucho mejor si las preparáis en casa. Yo suelo optar por el clásico aceite, sal y vinagre, pero podéis preparar ricas vinagretas o salsas de yogur sin miedo a convertir el plato en hipercalórico.
Pimientos, frutas, champiñones, pimientos... Y vosotros, ¿qué soléis añadir a vuestras ensaladas?
Imagen | Identity Photogr@phy en Flickr En Vitónica | Cómo recuperarnos de los excesos tras la Semana Santa
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