Andar y correr son ejercicios básicos, que aprendemos de forma innata y que nos pueden ayudar en nuestro día a día para mejorar la salud. Pero no es tan fácil como salir a correr o a andar esperando que se obre el milagro. Dependiendo de cada caso va a ser más beneficioso andar que correr, o viceversa, o una mezcla de ambas.
Como ya vimos, no necesariamente hay que dar 10.000 pasos al día para estar en forma. Hay que saber contextualizar esos 10.000 pasos según la persona y la intensidad de esos pasos. ¿Correr o caminar? Ambos tienen beneficios, pero depende del contexto de cada persona para elegir uno u otro.
Moverse es beneficioso, eso es incuestionable
Tanto andar como correr suponen poner en movimiento a nuestro cuerpo, algo que hace trabajar a músculos, articulaciones y sistema cardiorrespiratorio. Esto es algo bueno, ya que combatimos el sedentarismo y reducimos las horas que pasamos sentados, algo nefasto para la salud.
Andar o correr de forma frecuente va a mejorar la capacidad funcional de nuestro corazón y pulmones. También supone un mayor gasto energético, reduciendo así el riesgo de sobrepeso. Y ayuda a prevenir enfermedades como la depresión, la diabetes o la hipertensión.
Andar: asequible a todo el mundo y menos riesgo de lesión
Si hace mucho tiempo que no haces ejercicio o si te sobran muchos kilos, lo mejor es comenzar por andar. Es una actividad con menos impacto que correr y el riesgo de lesión es mucho menor. Aunque pienses que andar no te va a servir de nada, es el primer peldaño para conseguir tus objetivos.
Al andar podemos jugar con la distancia y con la intensidad, por lo que es una activiad adaptable a diferentes niveles de condición física. Se puede comenzar andando 30-40 minutos a ritmo normal e ir aumentando poco a poco distancia y velocidad de caminata. La inclinación del terreno también nos puede servir para modificar la intensidad.
Al ser una actividad de bajo impacto, la podremos hacer a diario. Como hemos dicho, cada día buscaremos hacer más distancia o a más intensidad, para ir progresando. Hasta que llegue un momento en el que notemos que por mucho que andemos, se nos queda corto. Entonces es el momento de pasarse a la carrera.
Correr: beneficios extra al hacer ejercicio a más intensidad
Para una persona sin problemas de peso, enfermedades o que esté algo en forma, correr va a tener mayores beneficios que andar, ya que el estímulo que supone andar no llega a un umbral mínimo para producir adaptaciones a nivel muscular, cardiovascular, metabólico o respiratorio.
De todas formas, si hace mucho tiempo que no corremos, siempre es recomendable comenzar alternando caminata y carrera, como propusimos en su día en el entrenamiento para correr por primera vez cinco kilómetros.
Correr no se puede tomar como un atajo para adelgazar o mejorar la forma física. Si no estamos acostumbrados a hacer ejercicio, lo mejor es comenzar por andar o andar-correr (los famosos ca-cos). Correr es una actividad traumática y nuestro sistema locomotor se tiene que ir adaptando poco a poco a esos impactos del pie contra el suelo para evitar las típicas lesiones del corredor.
Conclusiones sobre andar o correr para adelgazar o ponerse en forma
De forma resumida y en progresión, vamos a ver algunas conclusiones sobre este tema:
- Si hace mucho que no hago ejercicio, lo mejor es comenzar por andar: 30-40 minutos diarios o día sí, día no.
- Si tengo sobrepeso, obesidad o algún problema articular, comenzar por andar también es lo más recomendable (siempre bajo prescripción médica).
- Si ya llevo un tiempo andando y quiero progresar, comenzaré por aumentar poco a poco la distancia que ando y, también, el ritmo de la caminata. También hay que ir metiendo poco a poco recorridos con cuestas.
- Si andar se me queda corto, pasaremos a alternar caminata y carrera: primero más caminata que carrera, después, más carrera que caminata.
- Si no tengo sobrepeso y estoy algo en forma, puedo comenzar por correr: poco a poco y en progresión.
Para una persona que parte de cero, empezar a correr puede resultar nefasto. Al igual, para una persona que está algo en forma o no tiene sobrepeso, comenzar andando puede que no tenga efecto ninguno. Por eso no hay que plantearse el: "¿correr o andar", como una pergunta global, sino como una pregunta personal para ver qué es más beneficios en cada caso.
Este artículo fue originalmente publicado por Juan Lara en mayo de 2017 y ha sido revisado para su republicación.
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