Si hay algo que a casi todos nos gusta es poder disfrutar de nuestra sexualidad y mientras todo va bien y no surgen problemas no pasa nada. La situación, sin embargo, se complica cuando aparece algún problema y es que, en algunos casos, podemos llegar a padecer algún tipo de disfunción sexual que afecte a nuestra vida íntima.
Este es el caso de la anorgasmia, una de las disfunciones sexuales más comunes entre las mujeres y, sin embargo, un tema del que poco o nada se habla y sobre el que todavía falta mucha información, reinando los mitos y rumores. Por ello, vamos a intentar establecer qué es la anorgasmia, cuáles son sus causas y síntomas y cómo se trata.
Qué es la anorgasmia
La anorgasmia se trata de una disfunción sexual que impide o dificulta en exceso y de manera habitual la posibilidad de alcanzar el orgasmo a pesar de la estimulación sexual que exista. Este trastorno puede afectar tanto a hombres como a mujeres, pero aparece de manera más habitual en ellas.
Esta disfunción puede aparecer incluso aunque anteriormente no hayas tenido ningún problema para alcanzar los orgasmos y las causas pueden ser tanto físicas como psicológicas . Podemos dividir los tipos de anorgasmia en tres diferentes:
Anorgasmia primaria: nunca se ha podido conseguir un orgasmo.
Anorgasmia secundaria: se han podido tener orgasmos con anterioridad pero luego dejaron de conseguirlos.
Anorgasmia situacional: únicamente se consiguen los orgasmos bajo determinadas circunstancias concretas.
Sufrir este tipo de disfunción puede acabar causando problemas tanto dentro de la pareja como en cada uno de los miembros de la misma. La falta de orgasmo puede generar frustración, angustia e incluso culpa.
Causas de la anorgasmia
La anorgasmia puede darse tanto por causas orgánicas como psicológicas, pero estas últimas son las más frecuentes llegando a representar alrededor del 90% de los casos.
Causas psicológicas
Factores sociales o culturales: no es novedad el hecho de que el placer femenino ha sido durante muchos años tabú, restándole importancia o incluso considerándolo algo malo buscando incluso reprimirlo y provocando así que las mujeres no disfrutáramos durante mucho tiempo - y todavía hoy - de nuestra sexualidad. Entre otras cosas, algunas mujeres pueden llegar a sentir vergüenza o culpa en torno a su vida íntima, de forma que esto les dificulta alcanzar el orgasmo.
Tensión emocional: existen situaciones en las que la persona padece cierta ansiedad, o estrés o está pasando por un momento que le crea tensión. Este estado puede afectar negativamente en la consecución del orgasmo. La presencia de la anorgasmia viene a empeorar todavía más esta situación, ya que tiene a crear cierta tensión en la persona agravando el problema.
Problemas en la relación de pareja: puede no ser el caso de todo el mundo, pero para algunas personas el tener problemas de pareja fuera de la cama implica que se refleje dentro de ella. El que exista una mala comunicación con la pareja, falta de conexión o conflictos entre otras cosas puede influir en que una de las partes no sea capaz de alcanzar el orgasmo.
Falta de educación sexual: el tener una mala información sexual, los mitos que la rodean, el no conocer los métodos anticonceptivos adecuados, el miedo a un embarazo por este motivo, etc. puede crear una tensión o miedos que afecta a la consecución del climax.
Otros problemas como una mala estimulación sexual, falta de comunicación en relación al sexo con la pareja, problemas de autoestima o de imagen corporal negativa o un historial de abusos pueden también influir.
Causas orgánicas
Algunas enfermedades: enfermedades que tengan un origen neurológico como el Parkinson o las esclerosis múltiple y otras como la diabetes pueden afectar a la respuesta sexual de los pacientes.
Consumo de algunas sustancias: existen algunos medicamentos que pueden llegar a inhibir el orgasmo, pero también otras sustancias como algunas drogas, el tabaco o el alcohol puede dificultar o impedir que se alcance el climax.
- Problemas ginecológicos: el padecer dolor durante las relaciones sexuales, no lubricar de manera adecuada, haber sufrido algún tipo de operación en el área o que nuestro músculos vaginales estén debilitados - debido a alguna lesión o a la edad - pueden también afectar a nuestra vida sexual y hacer que sea más complicado obtener un orgasmo.
Tratamiento de la anorgasmia
Por supuesto, el tratamiento de disfunción dependerá de las causas que lo estén provocando. Por ello, debemos siempre acudir a un profesional médico que nos evalúe y diagnostique correctamente, de forma que pueda ofrecernos el mejor tratamiento posible para nuestro caso concreto.
En el caso habitual de que la anorgasmia esté provocada por causas psicológicas, lo más probable es que la persona necesite llevar a cabo algún tipo de terapia psicológica probablemente con un o una sexólogo. Entre las pautas necesarias de llevar a cabo encontraremos la de ofrecer una buena educación sexual, desmontando los mitos que la persona en concreto pueda tener con relación a la sexualidad, informando de los medios anticonceptivos y de su funcionamiento, una correcta exposición de cómo funciona nuestro cuerpo y la sexualidad.
Posteriormente se darán pautas a la persona afectada para que haga ejercicios en casa que busquen la consecución del orgasmo a solas y posteriormente con la pareja. Además, se evaluará si existen problemas de comunicación y se dará herramientas para ponerle solución.
En el caso de que el problema sea físico, se evaluará si alguno de los medicamentos que está consumiendo la persona afectada es la causa. De ser así, se intentará eliminar dicho medicamento o cambiar por otro que no provoque ese efecto. En algunos casos concretos, es posible que se receten estrógenos de manera que ayuden a aumentar el flujo sanguíneo en la vagina, mejorando la excitación sexual.
Imágenes | Unsplash, Pixabay
Ver todos los comentarios en https://www.vitonica.com
VER 0 Comentario