La menopausia es un proceso natural del cuerpo, ligado al envejecimiento, por el que muchas mujeres pasaremos en un momento u otro. Para algunas aparecerá de un día para otro y, simplemente, dejarán de menstruar sin mostrar irregularidades previas. Sin embargo, otras mujeres presentarán síntomas asociados a la llegada de la menopausia algún tiempo antes. Es precisamente esto lo que se conoce como perimenopausia.
Qué es la perimenopausia
Lo habitual es que las mujeres pasen por un proceso en el que dejan de ovular y de ser fértiles, de manera que se les retira la menstruación, entre los 48 y 55 años (aunque para algunas este proceso puede darse antes). De manera popular nos referimos a esto como menopausia, pero la realidad es que la menopausia es solo uno de los signos de un proceso que se conoce como climaterio.
El climaterio, por su parte, es la transición paulatina por el que pasamos de un periodo fértil y reproductivo a uno no reproductivo. El término "menopausia" se refiere únicamente a la desaparición de la regla y es una de las cosas que ocurre durante el climaterio, pero existen otras fases: la perimenopausia y la posmenopausia.
La primera de ellas, la perimenopausia, es el periodo por el que ya nos estamos adentrando en el climaterio y acercándonos a la menopausia, pero en el que todavía no se nos ha retirado la menstruación. O, al menos, no del todo. En esta fase suelen aparecer irregularidades y alteraciones del ciclo menstrual. Cada mujer lo puede experimentar de manera diferente, pero es habitual que haya cambios en la cantidad de los sangrados, en la frecuencia de presentación, etc.
Además de esto también podemos presentar otros síntomas como sofocos, problemas para dormir, cambios de humor, problemas de lubricación vaginal, cambios en la función sexual, así como pérdidas oseas que nos ponen en riesgo de sufrir osteoporosis.
En qué momento y por qué aparece la perimenopausia
La edad de aparición de la menopausia variará de mujer a mujer, pero la media en España son los 51 años según indican desde la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AAEM). Alrededor de entre cuatro y seis años antes de que se nos retire la menstruación - y por tanto lleguemos a la fase de menopausia - empiezan a descender los niveles de estrógeno en nuestro cuerpo de manera progresiva. Esto va generando ciertos cambios y síntomas en nuestro cuerpo y forman parte de lo que se conoce como perimenopausia.
Dado que la perimenopausia aparece por la reducción progresiva de estrógenos, cada mujer puede empezar a experimentarla en momentos diferentes. Lo habitual, como decíamos, es comenzar alrededor de los 40-45 años, pero algunas mujeres pueden sentirlo antes. Esta fase puede durar meses o años (hasta 8 años).
El tiempo de duración de esta fase también puede verse influida por factores externos. Por ejemplo, es posible que en mujeres fumadoras, con grandes niveles de estrés o que hayan sido operadas de úteros y ovarios pueden presentar una perimenopausia más precoz y corta tal y como señala la AAEM.
Además, durante esta fase los niveles de estrógeno pueden ir subiendo y bajando de manera irregular. Esto provocará que nuestros ciclos menstruales se alarguen o se acorten e, incluso, que haya meses en los que no tengamos la menstruación. Que en un ciclo no tengamos menstruación no significa que ya estemos en la menopausia. Y es que no se considera menopausia hasta que no hemos pasado 12 meses consecutivos sin tener menstruaciones.
Cómo tenemos que cuidarnos cuando aparece la perimenopausia
Cuando entramos en la perimenopausia es posible que nuestro ginecólogo o ginecóloga nos recomiende seguir tratamientos basados en estrógenos, o usar remedios para los síntomas como estrógenos vaginales o antidepresivos que ayuden a reducir los sofocos. En cualquier caso, esto será siempre decisión de nuestro profesional sanitario.
Pero personalmente también hay una serie de cosas que podemos hacer. Y es que nuestro estilo de vida influirá de manera importante en cómo nos afecten los síntomas.
Por un lado, llevar una alimentación saludable es especialmente importante. No solo porque es un factor clave del cuidado óseo y la prevención de la osteoporosis, sino que nos ayudará a reducir otros síntomas como los sofocos. En este sentido, una dieta rica en calcio y vitamina D, así como en frutas, verduras y granos enteros será de gran ayuda. Además, es interesante que evitemos el consumo de alcohol, azúcares libres y harinas refinadas que podrían afectar a nuestra salud ósea y aumentar el riesgo de sofocos.
Mantener un estilo de vida activo, en el que incluyamos ejercicio físico también nos ayudará a encontrarnos mejor. Y es que realizar actividad física durante toda nuestra vida ayuda a prevenir la osteoporosis. Concretamente, los ejercicios de resistencia se han mostrado efectivos para atenuar la pérdida de masa ósea. Por otro lado, el ejercicio físico también ayuda a la liberación de endorfinas, que nos ayudan a mejor nuestro estado de ánimo y favorece que durmamos mejor.
Mejorar nuestros hábitos de sueño e intentar cuidar nuestros niveles de estrés también favorecerá que la perimenopausia no nos afecte tanto. Por supuesto, dejar de fumar será clave para que no aparezca de manera precoz.
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