Todos los practicantes asiduos y veteranos del Ciclismo Indoor (más popularmente conocido como Spinning, marca registrada por su creador Johnny G.) habréis notado claramente los grandes cambios realizados durante el desarrollo de las sesiones.
Las clases pioneras en nuestro país tenían un marcado carácter de “espectáculo” enfocado a realizar todo tipo de virguerías e incluso equilibrios en la bicicleta: Flexiones, curvas, sprints de pie, subidas con el sillín quitado o incluso algún valiente nos dedicaba algún que otro “caballito”. Con el paso del tiempo, todo ello ha ido quedando fuera de las sesiones e incluso ha pasado a ser algo muy criticado por los técnicos más profesionales, además de tener una notoria bajada en las cadencias (velocidad) de pedaleo, pasando de los ritmos adaptados de aeróbic y step a los más típicos del ciclismo de carretera (con un máximo inferior a las 130 r.p.m.).
¿Por qué este cambio tan grande? Debemos decir que los movimientos o ejercicios originales del primitivo ciclismo indoor simplemente respondía a técnicas de motivación por la escasez de recursos que ofrecía la bicicleta, sin ningún sentido en cuanto a la mejora de la condición física ni de la salud sino más bien todo lo contrario, ofreciendo un desgaste articular tanto en el tren inferior como en el arco lumbar excesivo.
¿Hacia dónde nos dirigimos? Sin duda, de cada vez más a sesiones en las que el pedaleo y el recorrido se asemeje más a una ruta ciclista al aire libre, sólo que con el añadido musical y la creatividad y motivación del instructor, que desde ahora necesitará mucho más carisma por las limitaciones obvias de esta evolución.