La variedad de tomates denominada Raf (Resistentes a Fusarium) es considerada como el pata negra de los tomates. Su diferencia respecto a un tomate tradicional está en que la variedad Raf se cultiva en parte con agua de mar, y por tanto con un agua con mayor cantidad de minerales y condiciones más adversas.
Se ha observado que la variedad de tomate cultivada con agua salina tiene mayores niveles de ácido ascórbico (vitamina C), ácido lipoico y alfa tocoferol (vitamina E). El kit quid de la cuestión reside en que el agua salada utilizada para regar el tomate genera estrés a la planta, a lo que esta responde generando mayor cantidad de antioxidantes en los frutos germinados. De aqui que los tomates de la vega almeriense sean tan codiciados, además de por su admirable sabor, dulce por su alto contenido en azúcares.
Estas investigaciones, llevadas a cabo por un grupo de italianos, tenían por objeto establecer las propiedades de diferentes tipos de tomates para así sentar una base sobre qué tomate es más óptimo cultivar cuando una zona del planeta escasea de agua. Y se encontraron con estos resultados tan curiosos.
Si ya de por sí tomar una buena ración de tomate es buena, introducir esta variedad de tomate (aunque es algo más cara) nos dará un extra de antioxidantes, tan importantes en las personas que realizamos actividad física para combatir el envejecimiento celular por culpa de la oxidación.
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