Aunque a día de hoy tenemos todos (o casi todos) interiorizado que hacer deporte es parte de una vida sana, y que de hecho es algo divertido, esta idea probablemente le habría parecido una excentricidad a gran parte de nuestros congéneres a lo largo de la historia, cuando no una propuesta totalmente absurda para la que no tenían tiempo, energía o ganas.
La consideración del deporte y la actividad física ha ido cambiando, como todo, con el paso de los siglos
China y el Antiguo Egipto
Se han encontrado restos de instrumentos deportivos que datan de miles de años antes de Cristo en la antigua China. Por monumentos e inscripciones se sabe la gimnasia era popular en aquella época. En el Antiguo Egipto ya se habían regulado las competiciones de natación y pesca, y también se practicaban el lanzamiento de jabalina, el salto de altura y la lucha.
En la antigua Persia se practicaban deportes que estaban estrechamente relacionados con la participación en batallas, como la justa y el polo, y en las culturas americanas precolombinas se jugaban distintos deportes de pelota, que eran a su vez un tipo de ritual.
Grecia y los Juegos Olímpicos
La civilización griega tenía muy arraigada la competición deportiva y la actividad física como una forma de cuidar la salud física y también moral. Era mejor persona quien hacía deporte y se mantenía en forma. Allí se crearon los Juegos Olímpicos, una competición deportiva en varias disciplinas (la mayoría correspondientes a lo que hoy llamamos atletismo) que se celebraban cada cuatro años en Olimpia y cuyos vencedores obtenían un enorme respeto social
Roma y las carreras
Durante el imperio romano se construyeron los circos, enormes anfiteatros donde la gente acudía a ver espectáculos muchas veces sangrientos, en los que los gladiadores se mataban entre sí. También acudían a ver carreras de cuádrigas, carros tirados por cuatro caballos, una especie de fórmula 1 de la época. Los conductores de las cuádrigas podían ganar mucha fama y dinero, y el público los seguía con interés y apostaba por sus favoritos.
La Edad Media: solo las clases altas juegan
Con la caída del imperio romano y la llegada del cristianismo para muchos se acabó la diversión. Los ciudadanos quedaron divididos en cuatro clases sociales: nobleza, clero, caballeros y pueblo llano, y para este último, normalmente viviendo en situaciones penosas, no había mucho a lo que jugar. Cuando lo hacían, practicaban un deporte llamado soule, en el que dos bandos movían una pelota hacia la portería contraria. Es el precursor del fútbol y del hockey, ya que podía jugarse con los pies o con un bastón.
Eran las clases altas, la nobleza y los caballeros, los que sí tenían tiempo para dedicarlo al ocio y a la actividad física. Sobre todo lo hacían en justas y torneos, en los que se recreaban actividades y competiciones similares a los de una batalla.
Las clases más altas practicaban jeu de paume, un juego que antecede al tenis y otros deportes de raqueta, en el que dos jugadores separados por una cuerda tendida entre dos postes deben conseguir que una pelota bote en el campo contrario.
El Renacimiento y el renacer del deporte
Las ciudades crecen y la burguesía se asienta, lo que hace que crezca el interés por el deporte y el ocio activo. Se desarrollan varios deportes nuevos y se establecen y asientan sus reglas. Existen dos corrientes filosóficas en torno al deporte en esta época, una proveniente de Italia y la otra de Inglaterra.
En Italia se considera que la actividad física es una buena forma de armonizar cuerpo y alma, así que se le da un carácter lúdico: la danza, la equitación, la natación, el atletismo... Además, se delimitan ciertas normas para que la rivalidad deportiva no se revista de agresiones hacia el contrincante. El calcio florentino, sucesor del soule, que practicaban masivamente distintas clases sociales, se dota de reglas para evitar las agresiones, y la estética será en muchos casos más importante que los logros deportivos.
También nace en esta época en Italia la medicina deportiva, que une el interés por la actividad física con el estudio del cuerpo humano.
Mientras, en Inglaterra, una sociedad con un mayor arraigo de lo espiritual, el surgimiento de actividades deportivas se considera un crecimiento espiritual que se traduce en beneficios corporales a través de la actividad física. En una primera clasificación de las cualidades motrices se separa el trabajo físico en: ejercicios de fuerza, ejercicios de agilidad, ejercicios de velocidad, digestivos y de guerra y paz.
En general el surgimiento de las urbes y las relaciones sociales y comerciales entre países favorecen que nazcan y se extiendan nuevos juegos y deportes en los que participan las distintas clases sociales.
La revolución industrial y el deporte como industria
Tras el Renacimiento, que fue una época de transición, llegó la Revolución Industrial y sus desarrollos técnicos y científicos que también se aplicaron al deporte: el equipamiento deportivo se perfeccionó y comenzó a producir a gran escala, y los atletas entrenaban con sistemas estructurados para alcanzar su máximo potencial.
Aparecieron nuevos deportes, como el baloncesto, el voley y el balonmano, inventados en Estados Unidos directamente como productos para el mercado. La cuantificación se convirtió en una de las bases del deporte: los éxitos o fracasos deportivos comenzaron a medirse y surgió el concepto de récord deportivo como una marca nunca antes superada.
Durante el siglo XIX, formas modernas de deporte creadas para las clases altas se extendieron al público común. Organizaciones nacionales crearon reglas estandarizadas que convirtieron los encuentros deportivos esporádicos en ligas sistematizadas donde se registraban los resultados para crear clasificaciones continuadas.
El siglo XX y los espectadores
Con la llegada de los medios de comunicación de masas (primero la radio, luego la televisión y por último internet) los deportes adquieren una nueva dimensión: ya no son solo los jugadores o el puñado de espectadores que caben en un estadio, todavía modestos. Ahora cientos de personas pueden seguir a un equipo. El deporte se convierte en un fenómeno de masas.
Esto convierte a algunas personas en profesionales del deporte: pueden vivir de ello porque se les paga. Esto profesionaliza sus entrenamientos, y crea un sector económico a su alrededor: entrenadores, preparadores, médicos deportivos... Los deportistas se convierten en figuras sociales con una gran influencia, y la publicidad entra también en escena.
El siglo XXI: volvemos a la virtud del deporte
Entre finales del siglo XX y principios del XXI el mundo vive una epidemia de obesidad causada en parte por una vida excesivamente sedentaria: en mundo desarrollado los trabajos físicos, especialmente en el campo o la industria, han dado pie a otro tipo de empleos que implican pasar muchas horas sentados.
Aunque la esperanza de vida es más alta que nunca, la calidad de esa vida se resiente por la falta de actividad física. El ejercicio y el deporte se erigen como uno de los pilares de una vida sana, y volvemos a relacionar de alguna forma el ejercicio con la virtud, como ya hacían los griegos. Cada vez más gente decide hacer ejercicio como parte de sus actividades de ocio.
En el otro extremo, esa tendencia se convierte en presión, y unida al exacerbado culto al cuerpo lleva a mucha gente a obsesionarse con el deporte, con cultivar su cuerpo y su musculatura, lo cual acaba creando problemas de salud por el otro extremo: lesiones, problemas nutricionales y desequilibrios psicológicos.
En cualquier caso, el deporte amateur es todo un negocio y nacen empresas en todos los sectores orientadas a los deportistas: de alimentación, de ropa, de tecnología, etc.
Imágenes | Pixabay
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