Con la llegada de la primavera llega también la temida astenia primaveral. Un estado que según las estadísticas afecta a una de cada diez personas, y que se corresponde con el cambio de estación al que el organismo no logra adaptarse del todo o le cuesta.
La astenia primaveral se traduce en una sensación de cansancio generalizada que no nos permite realizar muchas actividades cotidianas a causa del malestar. Sí que es cierto que es una situación pasajera que se corresponde con el cambio de estación. A pesar de esto es importante que tomemos cartas en el asunto y nos pongamos manos a la obra para poder minimizar los efectos que la astenia puede tener en nosotros. Cargar las pilas es fundamental para hacer frente a esta situación.
La astenia aparece como consecuencia de la incapacidad que nuestro organismo tiene de adaptarse a las nuevas condiciones climatológicas que vienen de la mano de la primavera. El aumento de las temperaturas, de horas de luz, la eclosión de la vegetación... son algunos de los factores que influyen directamente en nuestro organismo, que reduce la segregación de endorfinas. Este hecho hace que nuestro ánimo decaiga y nos sintamos sin apenas fuerzas físicas y psíquicas.
Es una situación totalmente normal, ya que el organismo tiene que adaptarse a los cambios, y en muchos casos necesita un tiempo para hacerlo. Por esto debemos ponerle el camino fácil para que nos sea más llevadera esta situación. Es fundamental que adoptemos unas normas básicas de alimentación para poder hacer frente a esta situación.
Antes de nada tenemos que cargar las pilas, y para ello la base de nuestra alimentación tienen que ser los cereales que nos aportarán grandes dosis de hidratos de carbono, necesarios para poder hacer frente a las situaciones cotidianas, ya que son la principal fuente de energía del organismo. Deben ser integrales para garantizar que tendremos las pilas cargadas a lo largo de todo el día, ya que al ser de absorción lenta el cuerpo irá aprovechando poco a poco la energía.
No es recomendable que consumamos demasiadas grasas o calorías que nos ralenticen la digestión y nos hagan tener un estado de letargo que nos mantenga más apáticos y distraídos. Además, el consumo de cereales nos facilitará el aporte de ácido fólico, necesario para el buen funcionamiento del organismo. Lo mismo sucede con los hidratos procedentes de azúcares refinados. Son un aporte de energía, pero de mala calidad, ya que al absorberse rápido hacen que se aumenten los niveles de glucosa en sangre, produciendo un efecto rebote que nos aumenta la energía para rápidamente producir el efecto contrario de calma, nada recomendado en estados de astenia.
Es fundamental mantenernos activos y para ello el deporte y la alimentación deben jugar un papel importante, pues la astenia no solo nos afecta a nivel físico, sino que nuestro estado de ánimo se resiente, y por ello tenemos que buscar emociones nuevas y placenteras.
Imagen | SXC
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