Los estiramientos son fundamentales para mantener unos músculos en perfectas condiciones, libres de tensiones y jóvenes por más tiempo, ya que ayudan a que las fibras se suelten y no se endurezcan a fuerza de acumular tensión, que es cuando se producen las temidas lesiones y tendinitis. Pero no siempre estiramos en el lugar y el momento adecuados, por ello en Vitónica os vamos a recomendar aprovechar el agua de la ducha de casa para estirar y a la vez relajarnos de la tensión acumulada a lo largo de la jornada.
En anteriores ocasiones hemos destacado la importancia que el agua tiene a la hora de relajar los músculos y lograr que estos descansen mucho mejor. Por este motivo desde la antigüedad se ha utilizado para descansar y mejorar el estado general del organismo. Si darnos baños con agua caliente lo combinamos con estiramientos moderados y relajantes, la mezcla es perfecta, pues lograremos un descanso y una recuperación totales después de una larga jornada de trabajo y ejercicio.
La manera en la que realizaremos los estiramientos será dentro de la ducha. La fuerza del agua debe ser el exponente de este ritual, por lo que debemos disponer de una ducha potente que lance el agua a gran velocidad para así conseguir que incida sobre nuestro cuerpo y estimule los músculos en la forma que andamos buscando, que es la de liberar las tensiones que los mantienen rígidos. Por este motivo debemos colocarnos de pie en la ducha orientando el chorro de agua a la parte del cuerpo que queremos tratar y que nos molesta. Debemos mantener durante unos minutos la presión del agua sobre esta parte del cuerpo. La fuerza que éste ejerce, unida al calor del mismo hará que nos relajemos sobremanera, activando la circulación de la sangre y mejorando así la recepción de nutrientes en los músculos del cuerpo, algo que hará acelerar la recuperación.
Mientras estamos recibiendo los masajes relajantes con la presión del agua lo que debemos hacer es relajarnos y relajar todas las partes del cuerpo mientras las estiramos. Los estiramientos deben ser lentos y suaves. En ningún momento debemos sufrir dolor a la hora de estirar, ya que el dolor es señal de que algo en esa parte no marcha del todo bien, ya que puede estar sobrecargada o acusar un principio de lesión. En el caso de sentir dolor lo aconsejable es dejar de estirar e incidir con la fuerza del agua en la zona. Efectuar estiramientos a la vez que utilizamos el agua nos proporcionará una recuperación más rápida, ayudando a los músculos a estar listos antes para las siguientes sesiones de entrenamiento.
Imagen | alexfrance
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