El uso de las redes sociales es una constante en nuestro tiempo: la mayoría de nosotros manejamos con soltura redes como Facebook, Twitter, Instagram o Snapchat, donde seguimos aquellas cuentas de amigos, perfiles que nos interesan o que nos pueden proporcionar información sobre temas concretos. En nuestro caso, es muy probable que sigamos a determinados perfiles de entrenamiento o comida saludable.
Instagram es una de las redes preferidas para los amantes del fitness y de la vida sana. La potencia de las imágenes, en forma de fotos y vídeos, hace que la motivación por seguir unos hábitos saludables llegue a muchas más personas. Pero, igual que puede ayudarnos a estar más motivados para seguir una vida saludable, también puede causarnos el efecto contrario en forma de frustración personal por no ser capaces de alcanzar estándares demasiado altos para nosotros.
¿Pueden las redes sociales influir en la visión que tenemos de nosotros mismos? ¿Pueden hacer mella en nuestra autoestima o incluso empujarnos hacia un desorden de la alimentación?
¿Cómo influyen las redes sociales en nuestra autoestima?
Ya en el año 2006 un estudio publicado en los SAGE Journals hablaba de cómo la exposición continuada ante modelos de cuerpos muy delgados (en este caso el estudio estaba realizado sobre mujeres) podía influir de forma negativa en la percepción del cuerpo de personas incluso con una alta autoestima. En este estudio se hablaba de imágenes presentes en los medios de comunicación, pero actualmente podemos acceder a imágenes muy similares desde nuestras propias redes sociales.
Otro estudio, este de 2016, nos habla concretamente de la relación directa entre el uso de las redes sociales y la aparición de problemas en la percepción de nuestro cuerpo y de trastornos de la alimentación. No en vano, Instagram cuenta en su propia página con un espacio específicamente dedicado a los trastornos de la conducta alimentaria.
Así que, frente a la pregunta de si pueden las redes sociales influir en la visión que tenemos de nosotros mismos, la respuesta es sí: lo hacen. Pero, y aquí viene el quid de la cuestión, lo que nos muestran esas redes sociales es lo que nosotros les hemos indicado que nos gusta.
La frustración por no llegar a ser un diez
Puede que acudamos a redes sociales como Instagram en busca de inspiración para ponernos en forma o para comer de forma más saludable, pero ¿qué sensación se nos queda después de ver un montón de fotos de cuerpos perfectos, abdominales marcados, figuras sin una sola gota de grasa? Seguramente, una sensación de desazón, de sentir que no estamos haciendo todo lo posible por cuidar nuestro cuerpo y nuestro peso, de que necesitamos apretar un poco más las tuercas para llegar hasta donde han llegado los dueños de nuestros perfiles favoritos de Instagram.
En la herramienta "explorar" de Instagram (la lupa que aparece en la parte de abajo de la pantalla), la app nos muestra imágenes relacionadas con la gente a la que seguimos y con los likes que hemos dado previamente en otras fotos, siguiendo su propio algoritmo. Si sigues a un montón de modelos de Victoria's Secret y has dado like a un montón de fotos etiquetadas con el hashtag #bikinibody, más o menos eso es lo que aparecerá en tu feed de Instagram.
Las redes sociales pueden ser un arma de doble filo a la hora de buscar inspiración para mejorar: sin duda son una buena herramienta para encontrar ejercicios novedosos, para resolver dudas o para darnos esa energía extra a la hora de entrenar, pero también pueden convertirse en una fuente de frustración al ver un montón de cuerpos esculturales (muchas veces cargados de Photoshop, esto tampoco lo podemos olvidar) que pasan por delante de nuestros ojos cada día en multitud de ocasiones.
Puede que ni siquiera sean cuerpos esculturales: puede que simplemente sean profesionales de la actividad física que llevan años dedicándose a ello y que nosotros, al encontrarlos a mano en las redes sociales, tomamos como modelo, pensando que podemos hacer lo mismo que ellos sin conocer la historia que hay detrás (probablemente años y años de entrenamiento). Sobre cómo este efecto puede verse en la práctica del Yoga hablaba acertadamente Susana Pascual hace unos días:
¿Cómo podemos terminar con este círculo vicioso?
Si crees que te estás generando una gran frustración debido al uso (o abuso) de las redes sociales, puedes revertir ese efecto. Como hemos dicho, Instagram nos muestra aquello que nosotros le pedimos que nos muestre: es hora de hacer una "limpieza de follows" en tu cuenta.
Identifica aquellos perfiles de usuarios que, más que motivación, lo que te transmiten es frustración y deja de seguirlos. Opta por buscar otros mentores que transmitan energía y positividad en lugar de ideales imposibles. Si hay algún tipo de imagen que no quieres volver a ver por tu feed, recuerda que en las opciones (los tres puntos de la esquina superior derecha) puedes encontrar un botón al desplegar el menú que dice "ver menos publicaciones como esta".
Es importante que controlemos el entorno en el que nos movemos y desde el cual nos llegan estímulos en nuestra vida diaria: intentemos que estos sean positivos y nos ayuden a mejorar, no que nos generen frustración y ansiedad.
Fuente | Quartz
Imágenes | iStock
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