La cistitis es una enfermedad más habitual en invierno que en verano ya que el frío en un factor de riesgo. Sin embargo, en verano no podemos confiarnos, ya que hay situaciones especificas que nos podrían exponer ante esta enfermedad y conseguir arruinarnos las vacaciones o un buen día de playa. Por ello, durante el verano también hay unos cuidados específicos que debemos tener en cuenta, para prevenir la aparición de la cistitis y poder disfrutar del buen tiempo sin miedo.
Qué es la cistitis
La cistitis es una infección urinaria que se puede dar en las vías urinarias o en la vejiga. Este tipo de infección es más habitual en las mujeres y se puede deber a una infección por bacterias, hongos o algún parásito.
Algunos de los síntomas que podemos notar si sufrimos cistitis son la necesidad muy urgente y muy frecuente de orinar, ardor o picazón al orinar. También podemos sentir dolor acompañando a la picazón o al finalizar de miccionar. En ocasiones puede aparecer sangre en la orina y la orina puede adquirir un color turbio y aspecto diferente, como más espesa. Además de esto, los dolores en la zona lumbar o en el costado y la fiebre y vómitos son síntomas habituales.
Cuáles son los riesgos en verano
En verano aparecen una serie de factores de riesgo concretos, como la mayor sudoración, los baños en lugares como piscinas, una mayor deshidratación y el pasar tiempo con el bañador o el bikini mojados. A estos factores se le unen otros que pueden afectarnos todo el año como el mantener relaciones sexuales, vestir ropa muy pegada, o no tener una higiene adecuada.
En el caso del sudor y el mantenernos durante mucho tiempo con el mismo bañador, la humedad creada en la zona genital puede provocar que prolifere la presencia de las bacterias responsables de la cistitis. Además, los cambios de temperatura bruscos - del calor del sol al frío del agua de la piscina o del mar - pueden ser también un factor de riesgo.
La deshidratación también es un problema, ya que mediante la orina eliminamos gérmenes. No consumir suficiente agua, unido al calor del verano, puede hacer que vayamos menos al baño, de manera que esos gérmenes no son deshechados y pueden ayudar al desarrollo de la cistitis.
Cómo podemos evitar la cistitis en verano
Beber el agua necesaria: consumiendo la cantidad de agua necesaria nuestro cuerpo será capaz de generar y eliminar más orina, deshaciéndose así de bacterias y gérmenes que provocan la cistitis. Para ello también podemos consumir frutas y verduras que nos mantengan hidratados.
Cambiarnos de bañador después del baño: esto puede ser un poco engorroso, pero si somos propensos a sufrir de cistitis puede ser de mucha ayuda. Permanecer con el bañador mojado después del baño puede provocar que la humedad ayude a la proliferación de bacterias. Por ello, lo mejor que podemos hacer es cambiarnos el bañador mojado en cuanto salgamos del agua y secarnos bien.
Protegernos del frío y de los cambios de temperatura: es verdad que en verano parece que no debemos tener tanto cuidado con el frío y podemos descuidarnos un poco más. La realidad es que los cambios bruscos de temperatura, o permanecer con la ropa mojada si corre brisa también puede afectarnos, aunque seamos menos conscientes.
Utilizar ropa interior de algodón o transpirable: la ropa interior de un material no transpirable puede facilitar que la humedad se acumule y con ella la presencia de bacterias.
Cuidado con la higiene: igual que en otros momentos del año, debemos tener cuidado con la higiene. Tanto manteniendo una higiene habitual como correcta. Algunas de las bacterias que pueden provocar la cistitis se encuentran cerca de la zona anal, por lo que debemos procurar limpiarnos desde adelante hacía atrás, alejando las bacterias de la zona genital.
Orinar después de mantener relaciones sexuales: mantener relaciones sexuales puede arrastrar bacterias y hacer que se queden en el tracto urinario. Por ello, miccionar después de la relación sexual es importante para eliminar dichos gérmenes.
Consumir alimentos que nos ayuden: algunos alimentos como los arándanos, los rábanos, las espinacas, o el perejil, nos pueden ayudar a evitar infecciones y fortalecer nuestro sistema inmunológico de manera que estemos más protegidos y protegidas contra la cistitis.
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