En Vitónica hemos hablado mucho de la diabetes, pero no tanto de la diabetes gestacional, un trastorno específico del embarazo en el que el cuerpo no gestiona correctamente la producción de insulina y por tanto los niveles de azúcar se descontrolan.
Causas de la diabetes gestacional
La diabetes gestacional a menudo se presenta en mujeres que no han padecido diabetes antes. No está clara la causa, pero parece, por un lado, que las hormonas del embarazo afectan a la producción de [insulina](https://www.vitonica.com/grasas/claves-para-aumentar-la-sensibilidad-a-la-insulina-i), otra hormona necesaria para la conversión de glucosa en energía y por tanto para mantener los niveles de glucosa dentro de unos límites en la sangre.
Por otro, las necesidades de energía del cuerpo durante el embarazo son diferentes, lo que puede causar que en algunas mujeres la gestión de la glucosa se descontrole durante esos meses.
Posibles complicaciones
Es importante controlar esta patología porque sus complicaciones pueden ser serias. Una de ellas es un crecimiento excesivo del feto a causa de un aporte exagerado de nutrientes (glucosa). Esto puede complicar el parto y aumentar las probabilidades de un parto por cesárea. En algunos casos de bebé demasiado grande con parto natural, pueden producirse daños en el sistema nervioso por un exceso de presión.
Otra de las complicaciones asociadas es un aumento de la tensión arterial y con ello un mayor riesgo de preeclampsia, una patología en la que hay un exceso de proteína en la orina y edemas en los dedos y que pone en riesgo a la madre y al bebé hasta el punto de que suele conllevar la provocación del parto de manera prematura.
Una diabetes gestacional mal controlada puede tener consecuencias para la salud de por vida, tanto para la madre como para el bebé: un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 más adelante, así como un mayor riesgo en el niño de padecer hipoglucemia debido a una excesiva producción de insulina.
Cómo controlarla: detección y tratamiento
Por eso es importante la detección y el control de la diabetes gestacional. Puesto que en la mayoría de los casos no hay síntomas perceptibles, a todas las embarazadas se les realiza el test de O'Sullivan entre la semana 24 y la 18 de embarazo, en la que se les da a beber un jarabe con un enorme contenido en azúcar y se comprueban los niveles de glucosa un rato después.
Si el resultado es normal no hay por qué preocuparse, pero si no lo es, es importante seguir las recomendaciones médicas para controlar la diabetes. Esas recomendaciones pueden incluir tratamiento, control de la alimentación y ejercicio y el objetivo es mantener los niveles de glucosa dentro de los límites normales de una embarazada sin diabetes.
Utilizando un glucómetro, el médico enseña a la mujer a controlar sus niveles de glucosa y le pide que lo haga de forma habitual. Las necesidades energéticas del embarazo pueden hacer que esos niveles suban y bajen drásticamente en poco tiempo y por eso en control debe ser constante.
En la mayoría de los casos, pueden mantenerse a raya siguiendo una alimentación saludable, evitando especialmente los alimentos con un alto contenido en azúcar, y haciendo ejercicio de forma regular. Siempre recibiendo el visto bueno del médico, lo ideal es hacer aproximadamente 30 minutos de ejercicio 5 días a la semana, caminando rápido o nadando, por ejemplo.
Después del embarazo
Normalmente la diabetes gestacional desaparece después del parto, por lo que es conveniente repetirse la prueba de azúcar entre 6 y 12 semanas después del fin del embarazo, y después aproximadamente cada 3 años para comprobar que no se ha desarrollado una diabetes tipo 2.
Imágenes | Unsplash
En Vitónica | Dieta para la semana previa a la prueba de la curva de glucosa en el embarazo
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