Sin duda ducharse en el gimnasio si en este se reunen las condiciones idóneas: limpieza, disponibilidad y comodidad. Después de pegarse un buen tute en el gimnasio eso de ir a casa sudado no es nada agradable. Además, después de una actividad física vigorosa, un buen baño de contraste ayudará a recuperar mejor.
Lo peor de ducharse en el gimnasio es tener que llevar las cosas para la ducha: toalla, gel, chanclas...Los top de los gimnasios incluyen todo eso en la cuota y la verdad se agradece, pero si tú gimnasio es de los normales habrá que cargar con las cosas de la ducha.
Si la casa no está muy lejos la verdad se agradece ducharse en casita tranquilo, pero si ya hay incluso que desplazarse en coche no hay ni que pensárselo porque después de entrenar no es bueno enfriarse con el sudor encima. Si eres de los que va en bici al gimnasio puedes tomartelo como una vuelta a la calma tranquila y ya ducharte en casa.
La ducha es un tema importante en el entrenamiento, porque la higiene es parte de un plan saludable y es lo primero que hacemos justo después de entrenar, siendo parte importante del inicio de la recuperación. La higiene de las duchas de un gimnasio es primordial, coger una micosis (pie de atleta) o infección por falta de higiene es un incordio. Por eso nunca olvides tus chanclas en todo tipo de duchas colectivas.
Yo desde luego me quedo con la ducha en el gimnasio, acabando con agua fría para exprimir la sangre de los músculos al máximo. La sensación de salir del gimnasio limpito y con el trabajo hecho es sin duda más que reconfortante.
Imágen | Flickr (Krikit)