El dinero no da la felicidad... pero sí que mejora la salud, y viceversa

Salud, dinero y amor es todo lo que necesitamos para vivir, ¿no? Bien, pues dejando el amor aparte, que requeriría un enfoque más filosófico de lo que en Vitónica nos sentimos capacitados para llevar a cabo, podemos decir con bastante seguridad que dinero y salud están muy relacionados.

Un nuevo estudio que se publica este martes concluye que las ayudas económicas a familias con pocos ingresos tienen un impacto positivo en la salud de sus miembros: aumentan las visitas al dentista, al médico de cabecera y el tratamiento para cualquier enfermedad.

Además, en Estados Unidos donde la atención médica es cara para el paciente, estas ayudas disminuían la probabilidad de que las familias eludiesen acudir a la consulta médica para revisiones debido a su coste.

En este caso, la influencia de la situación económica sobre el estado y el cuidado de la salud es bastante obvia y directa: a mayores recursos económicos, mayor parte de esos recursos se pueden dedicar a cuidados básicos de la salud.

A más recursos, más longevidad

Pero la relación entre ambos factores es mucho más profunda y no siempre es tan obvia. Existe por ejemplo una relación probada entre el nivel de ingresos y la longevidad: cuanto mayor es uno, mayor es la otra.

Esto es así tanto si se compara a ciudadanos del mundo desarrollado con otros de países en vías de desarrollo como si se compara a las clases bajas con las personas más ricas dentro del mismo país.

La Joseph Rowntree Foundation recogía en un informe de 2014 todas las vías por las que la situación económica de una persona afecta a su salud.

La vía material entre dinero y salud

Es obvio que el dinero permite adquirir algunos bienes que son necesarios para cuidar la salud: una casa en la que resguardarse, calefacción para no pasar frío, alimentos para nutrirse... Además, permite evitar o aminorar factores de riesgo, como vivir en un barrio peligroso, ruidoso o contaminado, que pueden afectar a nuestra salud.

Hay otros modos a un plazo aun más largo, en que el dinero afecta a la salud: cuando una familia tiene suficientes ingresos es más probable que pueda mantener a sus hijos durante más tiempo, facilitando que continúen su formación hasta etapas más avanzadas y en principio asegurándoles posibilidades laborales de mayor calidad, lo que a largo plazo también se relaciona con un mejor estado de salud.

La relación entre dinero y salud no solo se extiende en el tiempo, sino que afecta a toda la sociedad en su conjunto: en países desarrollados con mayor cobertura social y sanitaria, el impacto sobre la salud de una mala situación económica personal o familiar será mucho menor, y que los servicios sociales cubrirán sus necesidades sanitarias si su situación personal no se permite.

La vía psicosocial entre dinero y salud

Se trata de cómo la situación económica de una persona le hace sentir, y cómo eso repercute en su salud.

Por un lado, las personas con menos recursos están más expuestas a situaciones estresantes, como trabajos precarios, desempleo, falta de recursos para cuidar de su familia, etc. Por otro, las personas con menos nivel económico suelen tener menos familia o amigos a los que recurrir en caso de necesidad.

La acumulación de estas situaciones y los sentimientos de estrés intensos o prolongados pueden dar pie a problemas de salud mental, como ansiedad o depresión, que a su vez pueden relacionarse con otros problemas de salud físicos.

La vía en cuanto a hábitos y conducta

Muchos hábitos perjudiciales para la salud son más comunes entre grupos económicamente desaventajados, y se cree que hay varias razones para ello.

Por un lado, los hábitos sanos son más caros: una dieta insana es más barata que una sana, e ir al gimnasio o hacer deporte como forma de ocio puede ser caro en dinero o en tiempo

Por otro lado, muchas personas remedian el estrés y la ansiedad que les generan los problemas económicos (y con ellos los psicosociales que antes mencionábamos) consumiendo tabaco, alcohol y otras drogas. Esto además suele significar menos preocupación por el futuro (probablemente porque están desbordados por el presente), lo cual es otra forma de descuidar la salud al no tener en cuenta los efectos de estas sustancias a largo plazo.

Existe también un componente colectivo en esta relación. En distintas clases sociales los comportamientos insanos pueden tener diversos grados de aceptación, y los mensajes para cuidar la salud pueden tener distintos impactos. Esto sirve para explicar por qué a menudo un cambio puntual de situación económica (alguien que de pronto gana la lotería) muchas veces no lleva aparejado automáticamente un mayor cuidado de la salud.

Imágenes| iStock
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