Es sin duda el propósito estrella de mucha gente años tras año, apuntarse al gimnasio y ponerse en forma. Es curioso, porque es bastante la gente que acaba el año pensando en mejorar su salud, y al principio la verdad que ganas no faltan, incluso hay quien se apunta al gimnasio y aguanta unos días.
¿Qué falla en este propósito?, casi siempre falla el elegir correctamente una actividad saludable acorde a cada uno. El gimnasio no tiene por qué ser el sitio inicial donde intentemos perder esos kilos de más o ganar fuerza. Hay muchas otras actividades que harán el mismo trabajo pero con más diversión.
Para qué machacarse por ejemplo las piernas en el gimnasio si con un deporte como el pádel se trabaja muy bien el tren inferior y me divierto cien veces más. O por qué no ir a la piscina para tonificar el tren superior y hacer aeróbico en lugar de cansarnos con el típico press de banca.
Y no estoy diciendo que esos ejercicios sean malos o los menos adecuados, estoy hablando de introducirnos al deporte de una manera más motivante, con actividades con las que disfrutemos y apenas nos demos cuenta de que estamos trabajando. Os aseguro que una hora jugando al pádel o tenis pasa más rápido que estar en una sala de musculación haciendo ejercicios.
También el tipo de actividad depende de cada persona. Si tengo 50 años, tengo sobrepeso y quiero perder unos kilos, ponerme a correr como un loco todos los días sólo me va a servir para lesionarme, mi cuerpo no está adaptado a ese esfuerzo, hay que elegir otro menos traumático, como por ejemplo el ciclismo, donde con un grupo de amigos me lo puedo pasar estupendamente.
Lo que trato de explicar es que el propósito de empezar a hacer ejercicio cada año puede ser más fácil de conseguir si elegimos las actividades adecuadas, el gimnasio puro y duro no siempre es la mejor manera de empezar. Cuando ya tengamos un hábito deportivo y cierta base física, si que podemos introducir un trabajo más rutinario de pesas para seguir avanzando.
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