Seguro que todos nosotros alguna vez al ver un cuerpo escultural en un anuncio hemos dicho: ¿podría yo conseguir ese cuerpo?. La respuesta es sí y no, porque no sólo con ejercicio y dieta podemos conseguir un cuerpo perfecto, la genética hace mucho y va a ser la que decida si podemos conseguir un cuerpo diez o no.
Como decía un sabio profesor de la facultad, hay gente que con sólo asomarse a la puerta del gimnasio empieza a hipertrofiar y apenas hace falta que haga pesas, sin embargo otras personas podrán pasar horas en un gimnasio para simplemente conseguir tonificar sus músculos y perder algún que otro kilo de más.
No obstante el mito del cuerpo perfecto es cuestión de cultura. ¿Qué es más importante, tener un cuerpo bonito o tener un cuerpo sano? Ambas preguntas no van necesarimente de la mano, sabido es que la obsesión por el culto al cuerpo puede llevar a trastornos psicológicos y consumo de sustancia de dudoso efecto en la salud. Yo desde luego me quedo con el cuerpo sano, que será la base fundamental para luego seguir trabajando y esculpiendo el cuerpo a nuestro antojo.
Lo que queremos decir es que no hay que obsesionarse por conseguir un cuerpo perfecto, sino más bien trabajar día a día para tener un cuerpo sano. Está demostrado que cada uno podrá desarrollar más un músculo, o perder más grasa de un sitio, pero nunca tener cuerpos similares. Hay que asumir el cuerpo que tiene cada uno, con sus virtudes y limitaciones.
Hoy en día un cuerpo perfecto se suele considerar a aquel que tiene poca grasa, piernas fuertes y estilizadas, abdominales marcados y pecho y biceps bien formados. Sinceramente pienso que conseguir eso no es difícil, sólo cuestión de tiempo, simplemente ese somatotipo nunca será similar en dos personas, porque cada uno es de su madre y de su padre, y habrá a quien le quede mejor y a quien simplemente le quede.
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