En respuesta a la solicitud de un comentarista de Vitónica, vamos a iniciar una serie de post sobre la forma física a los 40. Gabriela ya ha comenzado el tema con la alimentación y vamos a centrarnos ahora en las generalidades de la práctica deportiva a esta edad.
Mi primer consejo es la prudencia. No tiene nada que ver el deportista que mantiene su actividad después de veinte años de práctica deportiva con el que se propone iniciar una serie de rutinas saludables porque es consciente de que la edad no facilita las cosas.
En el primer caso, hay que ser consciente que el deporte genera un estrés en los tejidos. Los movimientos repetitivos facilitan la aparición de artrosis y tendinitis.
En el segundo caso, los márgenes corporales para la tolerancia al esfuerzo descienden rápidamente, sobre todo si el sedentarismo ha sido la tónica general en la segunda y tercera decena de la vida.
En los dos casos, será conveniente partir de una revisión médica completa (en muchos deportes, al federarte, te permiten realizar una enfocada a la práctica de los mismos). Además, el placer de la actividad debe ser nuestro umbral de esfuerzo. "Machacarnos" a esta edad no es una buena opción, ya que las lesiones son la principal razón de abandono del deporte.
Por último, es preciso ser especialmente paciente con la obtención de resultados. La capacidad de adaptación corporal pierde velocidad y serán necesarias más horas para conseguir los mismos beneficios que unos años antes.
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