Miles y miles de personas al año padecen de malestar psicológico que les impide realizar ciertas actividades de su día a día. La mayoría de las personas que están pasando por un momento difícil en su vida, primero buscan tratamiento de sus proveedores de atención primaria.
Generalmente, estas personas son tratadas en entornos de atención primaria y reciben únicamente terapia farmacológica. Hay evidencia que sugiere que la adición de terapias cognitivo-conductuales, puede mejorar los resultados del tratamiento para muchas personas. Nosotros, en concreto, vamos a hablar del papel que el ejercicio físico puede tener.
El ejercicio es una intervención conductual que se ha mostrado muy prometedora para aliviar los síntomas de la depresión y el malestar. Esta revisión analiza el creciente interés sobre la relación ejercicio-depresión que respalda la eficacia del ejercicio como ayuda complementario para aliviar los síntomas.
La depresión, y más generalmente el malestar psicológico, ha sido clasificada como una de las primeras causas de discapacidad en el mundo debido a la pérdida de productividad laboral y el tratamiento médico.
Las investigaciones han mostrado que las personas que sufren depreisón tienden a estar menos en forma y tienen una capacidad de trabajo físico disminuida, debido precisamente al efecto de algunos de los síntomas asociados a la depresión como la inapetencia, la demostivación o el cansancio. Esta falta de movimiento podría contribuir, a su vez, a otros problemas de salud física como diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, etc.
El papel del ejercicio en la salud mental
Realizar ejercicio físico ha mostrado datos prometedores para aliviar los síntomas del malestar psicológico. Desde principios del siglo XX, los investigadores se han interesado en la asociación entre el ejercicio y la depresión.
Muchos estudios han examinado la eficacia del ejercicio para reducir los síntomas de la depresión, y la gran mayoría de estos estudios han descrito un beneficio positivo asociado con la participación en el ejercicio.
Por ejemplo, en un estudio que comenta esta revisión, los participantes se ejercitaron en una bici estática 4 veces por semana, 30 minutos por sesión, durante 6 semanas. Los resultados indicaron que el programa de entrenamiento aeróbico se asoció con una clara reducción de los síntomas del malestar psicológico en comparación con aquellos que habían participado en el grupo control. Además, las mejoras sintomáticas se mantuvieron 3 meses después de la intervención.
En otro estudio compararon la eficacia de correr con la del levantamiento de pesas. Cuarenta mujeres con diagnóstico de depresión sirvieron como participantes y fueron asignadas aleatoriamente a correr, levantar pesas o un grupo de control. Se pidió a los participantes que completaran 4 sesiones de entrenamiento cada semana durante las 8 semanas del programa. Los síntomas de depresión se evaluaron a la mitad, después del tratamiento, al mes, 7 y 12 meses de seguimiento. Los resultados indicaron que las 2 actividades no fueron significativamente diferentes y que ambos tipos de ejercicio fueron suficientes para reducir los síntomas de la depresión.
Síntomas del malestar psicológico que puede reducir el ejercicio físico
Uno de los test más famosos que se realizan para evaluar el malestar psicológico o depresión es el Test Hamilton. Algunos estudios muestran que el ejercicio es capaz de disminuir estos síntomas:
- Estado ansioso, preocupaciones, temor anticipado, irritabilidad
- Sensación de tensión, fatiga, llanto fácil...
- Temores a lo desconocido, estar solo, multitudes
- Insomnio
- Funciones cognitivas como mala memoria, dificultad para concentrarse
- Humor depresivo
- Síntomas musculares como dolores, espasmos, rigidez...
- Síntomas somáticos sensoriales como visión borrosa, oleadas de calor y frío, sensación de debilidad...
- Síntomas cardiovasculares como taquicardia, palpitaciones...
- Síntomas respiratorios como sensación de ahogo, suspiros, disnea...
- Síntomas gastrointestinales como sensación de ardor, pesadez abdominal, nauseas, vómitos...
- Síntomas genitourinarios como micción urgente, amenorrea...
- Síntomas del sistema nervioso autónomo como disfunción eréctil.
Si estás pasando por un mal momento, lo mejor es acudir a un profesional de la salud mental que pueda ofrecerte las herramientas necesarias para poder recuperarte. En cualquier caso, el ejercicio físico podría ser un gran aliado de la terapia para mejorar tus síntomas.
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