Los siete mitos más comunes sobre el embarazo

Puesto que quedarse embarazada es tan antiguo como la vida (¿lo pillas?), durante siglos la asistencia a las futuras madres se hacía basándose en conocimientos obtenidos por la tradición, la experiencia directa y el boca a boca.

En el momento en el que el conocimiento científico entró en juego, se arrojó luz sobre muchos aspectos relacionados sobre el embarazo, pero muchos otros mitos quedaron en el imaginario popular, y se siguen repitiendo hoy aunque de hecho ya sepamos que no son correctos o precisos. Estos son algunos de ellos.

1. "Tienes que comer por dos"

O te lo dicen, o tú misma lo piensas, y te tomas los meses de embarazo como una temporada con carta blanca para comer el doble de todo lo que te apetezca... y eso no es una buena idea.

Según el Congreso Americano de Ginecólogos y Obstetras, una mujer con un peso normal antes del embarazo solo necesita, de media, un incremento de 300 calorías diarias para sostener el desarrollo del bebé. Y esas son las calorías que hay en un vaso de leche y un sandwich.

Debes tener en cuenta quitarse el peso ganado tras el embarazo supone un esfuerzo importante, y que con cada embarazo, va costando más. Además, un peso excesivo aumenta el riesgo de complicaciones en el parto y de cesárea, y que un bebé nacido con excesivo peso tiene más probabilidades de ser obeso cuando crezca.

2. "No puedes volar"

Normalmente se refieren al primer o al tercer trimestre, y los motivos son los supuestos daños que el aumento en la radiación puede causar al feto.

Pero en realidad no hay ningún motivo de salud, ni tuya ni del bebé, por el que no debas subirte a un avión. Estamos expuestos a radiación continuamente, y el incremento que supone coger un avión no es suficiente como para causar daños al bebé.

Sin embargo, sí que hay algunas aerolíneas que imponen restricciones para volar a las mujeres embarazadas que se encuentran en el tercer trimestre. Esto tiene más que ver con la posibilidad de que el parto comience durante el vuelo y obligue a desviar la ruta del avión.

3. "Tienes que deshacerte de tu gato"

Hemos hablado de esto en Vitónica recientemente: si bien los gatos son uno de los portadores de la toxoplasmosis, no siempre es necesario mantenerse lejos de ellos durante el embarazo, especialmente si se trata de un gato casero que no sale a la calle y que solo se alimenta de pienso. En cualquier caso, es mejor que las embarazadas no sean las encargadas de limpiar sus areneros y recoger sus excrementos.

La realidad es que la transmisión de la toxoplasmosis es mucho más habitual por otras vías: comer carne poco cocinada o frutas y verduras mal lavadas que hayan estado en contacto con un suelo contaminado. Así que no te preocupes tanto por tu gato, y asegúrate de que has lavado bien los ingredientes de tus ensaladas.

4. "No te tiñas el pelo"

Existe una especial preocupación por los elementos químicos que se utilizan en el tinte para el pelo y la posibilidad de que puedan hacer daño al bebé.

Pero esta preocupación es innecesaria por dos motivos: por un lado, porque la cantidad de sustancias que el cuero cabelludo podría absorber es muy limitada, y por tanto también lo sería su efecto sobre el feto.

Por otro, porque por el mismo motivo deberían preocuparnos otros productos de cosmética, como colonias, perfumes, jabones y cremas que se aplican sobre la piel.

5. "Si la barriga está alta, es una niña"

Y si está más abajo, será un niño. Este es uno de los métodos más peregrinos para tratar de adivinar el sexo del bebé, pero no es el único: si a la madre le apetece más dulce o salado, si le aparecen determinadas marcas en el ombligo...

Bien, pues ninguna funciona. ¡Ninguna! No hay forma de saber el sexo del bebé desde fuera del cuerpo. Por otro lado, si lo intentas tienes un 50% de probabilidades de acertar, así que puedes intentarlo si te apetece.

6. "No puedes beber café"

A la cafeína se le han atribuido distintos riesgos durante el embarazo, entre ellos el de aborto, nacimiento prematuro y bajo peso del bebé al nacer.

Pero de hecho no hay evidencias de que pequeñas cantidades de cafeína (menos de 200 miligramos diarios, el equivalente a una taza) tengan efectos negativos. Así que no hace falta que destierres el café de tu dí a día, pero sí es aconsejable que lo tomes con moderación.

7. "No comas pescado"

Existen algunas limitaciones respecto a qué tipos de pescado es mejor consumir durante el embarazo, y eso hace que muchas mujeres oigan, y practiquen, el consejo de dejar de comerlo del todo.

Pero no hace falta llegar a eso y de hecho un par de raciones de pescado a la semana son perfectos para seguir una dieta saludable, en concreto para aportar los ácidos grasos omega 3 que necesita el bebé para el desarrollo de su cerebro y su visión.

Simplemente hay que elegir bien el pescado: opta por salmón o atún en conserva y evita el pez espada y el sushi, que pueden tener un contenido más alto de mercurio o de parásitos respectivamente.

Imágenes | Unsplash
En Vitónica | Toxoplasmosis: ¿de verdad tengo que deshacerme de mi gato y renunciar al jamón si estoy embarazada?

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