Dormir es uno de los grandes placeres de la vida, especialmente cuando estamos cansados y sabemos que tendremos por delante unas cuantas horas de sueño reparador.
Pero a veces, aunque queramos, el descanso se nos escapa: o bien no conseguimos dormir, o bien aunque durmamos nos levantamos tan cansados como lo estábamos al acostarnos. El uso de pulseras cuantificadoras puede ayudarnos a evaluar la calidad de nuestro sueño.
Se calcula que un tercio de los españoles padecen algún trastorno del sueño, y la mayoría no acude a un especialista para que le ayude a descansar mejor. Estos son algunos de los trastornos del sueño más frecuentes.
1. Insomnio
El insomnio es uno de los trastornos del sueño más frecuentes. Consiste en la dificultad para dormir o para permanecer dormido durante la noche, así como despertarse demasiado temprano, a pesar de estar cansado y tener sueño.
Los episodios de insomnio pueden aparecer y desaparecer a lo largo de la vida, y pueden durar unos pocos días o meses e incluso años. En esos casos, pasa a denominarse insomnio crónico.
Causas del insomnio
El insomnio puede deberse a muchas causas. Una de las principales son los malos hábitos del sueño, especialmente los aprendidos cuando somos niños. Esos malos hábitos incluyen: acostarse a una hora diferente cada noche, dormir siestas durante el día, un mal ambiente para dormir con demasiada luz o demasiado ruido, pasar demasiado tiempo en la cama estando despierto, no hacer suficiente ejercicio físico, ver la tele, el ordenador o el móvil en la cama antes de dormir.
Algunos medicamentos o sustancias, como la cafeína, el alcohol, un tabaquismo excesivo y algunas pastillas para adelgazar también pueden provocar insomnio. Acostumbrarse a tomar medicamentos para dormir puede suponer un problema para conciliar el sueño el día que no los tengamos a mano.
Por último, algunas condiciones físicas pueden suponer una causa de insomnio, desde enfermedades mentales como el trastorno bipolar, la depresión o la ansiedad, hasta el embarazo o la apnea del sueño.
Tratamiento
Es importante saber que el insomnio no supone en sí mismo un riesgo para la salud, más allá de los riesgos a los que nos podamos someter a causa del cansancio en nuestra rutina diaria (por ejemplo al conducir o si manejamos materiales pesados o peligrosos). La mayor parte de las veces el insomnio se supera y desaparece y la calidad de vida se recupera igual que antes.
Para tratar el insomnio se busca solucionar su causa, ya sean unos malos hábitos mejorando la higiene del sueño o solucionado los trastornos que nos impiden dormir.
A corto plazo, se pueden emplear medicamentos que nos ayuden a conciliar el sueño, pero no conviene convertirlos en una solución definitiva porque pueden crear adicción y hacer al paciente dependiente de ellos para dormir.
2. Hipersomnia
Hipersomnia es lo contrario del insominio. Las personas hipersomnes tienen problemas para despertarse por las mañanas y están excesivamente somnolientas durante el día. En ese sentido, esta patología se parece a la narcolepsia, pero en el caso de la hipersomnia no existen ataques de sueño repentinos.
Causas
No se conocen las causas de la hipersomnia, pero normalmente está relacionada con otras patologías como depresión, el consumo de alcohol y de determinadas drogas, un funcionamiento incorrecto de la tiroides o padecer apnea obstructiva del sueño.
Tratamiento
Un médico puede recetar algunos medicamentos, como las anfetaminas, para intentar compensar esa somnolencia excesiva. También se recomienda un cambio en los hábitos de vida, por ejemplo evitando el alcohol y los medicamentos que puedan causar letargo y cansancio y evitar las actividades sociales por la tarde/noche que retrasen la hora de irse a dormir.
3. Apnea del sueño
La apnea del sueño, o apnea obstructiva del sueño, es una patología en la que el paciente interrumpe la respiración durante varios segundos mientras duerme porque las vías respiratorias se obstruyen o bloquean.
Eso provoca que el cuerpo no se oxigene correctamente durante el sueño y que el descanso no sea completo. Por ello, las personas con apnea a menudo están cansadas aunque sientan que han dormido bien las horas necesarias, pueden ser olvidadizas, estar aletargadas, quedarse dormidas mientras hacen otras cosas y mostrarse irritables.
Causas
Cuando dormimos, todos los músculos del cuerpo se relajan. Eso incluye los músculos que mantienen la garganta abierta para que pase el aire de la respiración. En algunas personas, ese paso de aire es más estrecho o hay un bloqueo parcial, y por eso al dormir y relajarse los músculos de la garganta, el paso del aire puede limitarse o bloquearse totalmente durante cortos periodos de tiempo.
Otras causas de la apnea del sueño son un maxilar inferior corto en comparación con el superior, determinadas formas del paladar o de las vía respiratoria que hacen que esta se bloquee más fácilmente, una lengua grande que puede retraerse al dormir y bloquear el paso del aire, obesidad o amígdalas grandes.
Tratamiento
El primer paso es evitar aquellos hábitos que pueden empeorar la apnea, como el consumo de alcohol y somníferos, intentar eliminar un exceso de peso si lo hay y acostumbrarse a no dormir boca arriba.
Algunos dispositivos pueden ayudar a evitar el bloqueo de la respiración. Se trata de una máscara conectada a una manguera que insufla aire a presión en las vías respiratorias, previniendo así su bloqueo. En caso de que nada funcione, existe la posibilidad de someterse a una cirugía que corrija el problema, aunque esta siempre será la última opción.
4. Sonambulismo
El sonambulismo es un trastorno por el que las personas caminan, hablan o realizan determinadas actividades cuando aun están dormidas.
El sueño de una noche pasa por varias etapas, desde la somnolencia leve hasta el sueño profundo. Una de esas etapas se llama REM por rapid eye movement (movimiento rápido de los ojos), que es cuando solemos tener los sueños más realistas.
El sonambulismo suele ocurrir en el sueño profundo no REM, en las primeras horas de la noche (lo que se llama el sueño N3). De hecho el sonambulismo es más común en la infancia que en adultos mayores porque a medida que envejecemos tenemos menos sueño N3.
Causas
El sonambulismo parece tener un componente hereditario. Además, hay factores como el estrés, la ansiedad o la fatiga que actúan como desencadenantes de episodios de sonambulismo.
En adultos, el alcohol y las drogas, algunos trastornos mentales y especialmente afecciones que causan convulsiones pueden ser también desencadenantes de sonambulismo. En adultos mayores, la aparición del sonambulismo puede ser síntoma de trastornos neurodegenerativos.
Tratamiento
La mayoría de las personas no requieren un tratamiento para el sonambulismo, aunque en algunos casos se utilizan tranquilizantes de corta duración para disminuir los episodios.
Algunas personas creen que no se debe despertar a una persona sonámbula, pero en realidad esto no supone ningún peligro para su salud, aunque puedan parecer desorientadas durante un rato. También es común la creencia de que las personas sonámbulas no se pueden herir o lesionar durante los episodios, pero esto tampoco es cierto.
De hecho, conviene tomar medidas de seguridad, como despejar el camino de objetos con los que puedan tropezar, así como dejar bien guardados objetos peligrosos.
5. Terrores nocturnos
Los terrores nocturnos son un trastorno del sueño en el que la persona que los padece despierta de forma súbita en estado de terror. Se diferencian de las pesadillas en que no ocurren en la fase REM y no son técnicamente sueños, sino estados de terror al despertar entre una fase de sueño y otra.
Causas
Los terrores nocturnos son mucho más habituales entre los 3 y los 7 años, y mucho menos después. Se consideran desencadenantes estados de estrés o conflicto, la fiebre o la falta de sueño.
En adultos, aunque mucho menos frecuentes, pueden ocurrir en adultos a causa de tensiones emocionales o por consumo de alcohol.
Tratamiento
Normalmente, los niños que padecen terrores nocturnos solo requieren consuelo. Si son muy frecuentes o se prolongan durante mucho tiempo, puede ser necesario tratar la causa subyacente, a menudo con psicoterapia.
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