En ocasiones comenzar el día laboral puede ser complejo y representar un verdadero esfuerzo para nuestro cuerpo, especialmente si no hemos descansado bien o no sabemos con qué iniciar nuestro trabajo. Por eso, dejamos un truco recomendado por psicólogos para hacer que tu cerebro fluya todas las mañanas que de seguro te sorprenderá.
El truco de Hemingway
Hemingway era reconocido escritor que tenía un truco para vencer "el horror de la página en blanco" o "el bloqueo de escritorio", y simplemente recomendaba dejar de trabajar cuando más inspirado estás.
Es decir, el truco consiste en dejar tareas pendientes para el día siguiente; pues aunque estemos realmente inspirados y seamos verdaderamente productivos dejar tareas inconclusas o cortar a la mitad nuestro trabajo sabiendo con qué podemos continuar al día siguiente resultará un verdadero recurso para comenzar el día a tope.
Al día siguiente, nuestro cerebro ya sabrá con qué empezar y entraremos en flujo de trabajo fácilmente; sin que ello represente 15, 20 o más minutos de tiempo hasta que nuestro cerebro comience a rendir como verdaderamente deseamos.
Muchos psicólogos avalan esta estrategia refiriéndose en ocasiones a estacionar en una pendiente cuesta abajo, para que al día siguiente tengamos la facilidad de fluir por el mismo camino sin inconvenientes. De hecho, hay un experimento que avala este recurso al comprobar que los camareros que recibían un pedido incompleto recordaban el mismo fácilmente mientras que cuando la orden se completaba, automáticamente desaparecía de su cerebro.
En el caso del escritor Hemingway, el truco consistía en dejar una oración sin completar, para al día siguiente enganchar el hilo de su escritura con facilidad y así poner en ritmo al cerebro y rendir al máximo sin interrupciones.
Al parecer, a nuestro cerebro no le gusta dejar tareas inconclusas y por lo tanto cuando volvemos a ella para retomar el trabajo (aún un día después) el cerebro fácilmente puede continuar donde lo dejó, ya que retiene con facilidad la información del día previo.
Un truco sencillo y sorprendente para que nuestro cerebro fluya cada mañana es dejar por la mitad una oración, una diapositiva, una línea de código o cualquier trabajo que estemos haciendo; para poder comenzar al día siguiente con facilidad y tener una mañana mucho más productiva.
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