Nadar en agua fría: todos los beneficios y riesgos

La natación en agua fría, también conocida como natación en invierno o natación en hielo, describe nadar al aire libre principalmente durante el invierno o en las regiones más frías y polares.

En los últimos años, la natación en hielo (en agua por debajo de los 5 °C) se ha convertido en un deporte durante todo el año, con muchos nadadores participando y compitiendo regularmente en eventos tanto locales como internacionales.

Un estudio ha recopilado mucha información, sugiriendo que nadar en agua fría tiene una amplia variedad de beneficios para la salud, incluidos cambios sanguíneos y hormonales, menos infecciones del tracto respiratorio superior, mejora de los trastornos del estado de ánimo y bienestar general. Aunque se ha demostrado que la exposición crónica a temperaturas de agua más frías es beneficiosa para la salud, otros estudios han descrito los riesgos potenciales.

Beneficios que puede tener nadar en agua fría

Sistema cardiovascular y endocrino

Parece ser que nadar en agua fría podría tener un impacto positivo sobre los factores de riesgo cardiovascular como el perfil lipídico o la presión arterial.

Varias hormonas tienen también una respuesta ante el frío. Además, la natación en invierno puede mejorar la adaptación al estrés.

En un estudio se observó que nadar en agua muy fría, generaba una disminución de los triglicéridos y una menor concentración de homocisteína, cuyos niveles están relacionados con el desarrollo temprano de enfermedades del corazón.

La natación en agua fría parece tener un efecto positivo sobre el metabolismo de la insulina, pudiendo mejorar algunos parámetros como la sensibilidad a esta misma hormona, algo que podría beneficiar muchísimo a aquellas personas que tienen prediabetes o diabetes tipo 2.

Beneficios psicológicos

También se ha mostrado que nadar en agua helada tiene un efecto positivo en el aspecto mental de las personas e incluso puede ser antidepresivo, aunque esto último podría estar más relacionado por hacer deporte en sí. La hipótesis que hay detrás de la acción antidepresiva es que debido al aumento de las catecolaminas, nadar en agua fría podría ser un tratamiento para la depresión, ya que libera hormonas relacionadas con el bienestar psicológico.


Beneficios inmunológicos

Cada vez hay más pruebas de que los nadadores de invierno son más resistentes a ciertas enfermedades e infecciones, y las experimentan con menos frecuencia y de forma más leve.

La incidencia de enfermedades infecciosas de las vías respiratorias superiores es un 40 % menor en los nadadores de invierno en comparación con las personas que no practican este deporte.

Además, se ha mostrado que nadar en agua fría tiene un impacto en la serie blanca, es decir, en la cantidad y calidad de nuestras células inmunes (leucocitos, monocitos...).

Como se mencionó anteriormente, las infecciones del tracto respiratorio superior son una medida indirecta útil de la función inmune y varios estudios también han analizado la prevalencia de infecciones del tracto respiratorio superior en nadadores de agua fría.

En un estudio se encuestó a 85 nadadores en hielo que participaban regularmente en nados en agua fría (entrenamiento y competición), y el 40%  afirmaron que experimentaban menos infecciones de las vías respiratorias superiores, más leves y de menor duración que antes de que comenzaran a nadar en hielo con regularidad.

Aun así, si bien la exposición a corto plazo en agua fría sin duda puede mejorar la actividad del sistema inmunológico, la exposición repetida sin una recuperación suficiente en realidad puede conducir a una función inmunológica reducida.

Riesgos que puede tener nada en agua fría

Incluso si nadar en agua fría puede proporcionar un beneficio en ciertos casos, no se deben ignorar los riesgos, especialmente con la natación en hielo.

Al nadar, es importante ser consciente de los posibles riesgos cardíacos y pulmonares que surgen debido a la exposición al frío.

Es importante tener en cuenta que la temperatura de las personas es de aproximadamente 37 °C, y que la inmersión prolongada en agua fría puede producir hipotermia a medida que el calor corporal se pierde.

Hipotermia

Como se mencionó anteriormente, el riesgo más significativo de nadar en agua fría es la hipotermia, sin embargo, se puede suponer que la caída de la temperatura corporal en los nadadores de hielo es menos rápida que en los nadadores de piscina porque ya están adaptados.

Las personas con sobrepeso que están aclimatadas al agua fría y tienen la experiencia adecuada tienen más probabilidades de tolerar una estancia más prolongada en el agua fría que las personas con poco tejido adiposo corporal y que no estén aclimatadas.

Riesgos cardiacos

Trabajos recientes han sugerido que una gran proporción de las muertes por inmersión en agua fría puede atribuirse a arritmias.

En ciertos individuos con factores de riesgo preexistentes, puede provocar una arritmia y un paro cardíaco.

Sin embargo, para que se produzcan arritmias mortales, son necesarios factores predisponentes como la enfermedad de las arterias coronarias o la hipertrofia miocárdica.

Ahogamientos

Una reducción en el rendimiento y las respuestas cardiorrespiratorias iniciales a la inmersión en agua fría son probablemente los principales factores que contribuyen a las emergencias por ahogamiento en los nadadores.

En entornos de laboratorio controlados, las primeras reacciones a la inmersión o "shock frío" se clasificaron como el período más peligroso y representaron la mayoría de las muertes por inmersión en agua fría.

Después de sumergir a una persona en agua fría, se produce una reacción de choque frío que provoca una respiración intensa e incontrolable. Esto es seguido por una hiperventilación con respiración agitada.

Con la exposición prolongada al frío, la frecuencia respiratoria es muy alta y se supone que el aumento de la ventilación conduce a una ineficiencia progresiva al nadar y fatiga de los músculos respiratorios, generando un ahogo.

Recomendación

Realmente todos los deportes conllevan sus riesgos, desde lesiones en deportes de fuerza o running, caídas en escalada, etc. Es por ello que, a la hora de empezar cualquier deporte, se vaya haciendo una progresión recomendada por un profesional del ejercicio.

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