Quizá lo hayas leído en algún folleto o en internet: cursos de nutrición holística, o una persona que se promociona como nutricionista holístico, o profesional de la medicina holística o integrativa... ¿Te has preguntado alguna vez lo que significa?
Holístico es uno de esos términos que puede sonar a concepto científico, y en origen lo era, pero que a día de hoy, impulsado por el marketing de lo alternativo y con internet como pista de despegue, ha ido variando su significado hasta desvirtuarse del punto original y convertirse en carta de presentación de muchos profesionales de las pseudociencias. Así que vamos a explicarte qué es la nutrición holística y por qué debes tener cuidado si alguien intenta venderte este concepto.
Holístico vs. reduccionista
"Holístico" significa que considera algo como un todo. En ciencia, se refiere a un enfoque de estudio en el que todas las partes de un sistema se analizan en conjunto: todos los elementos de un ecosistema, todo el cuerpo humano al completo, todos los órganos que componen el sistema digestivo...
Es lo opuesto a un enfoque reduccionista, que se fija en cada parte que compone un sistema y lo analiza al detalle para descubrir su función y, en caso de problema o enfermedad, qué es lo que falla.
En este caso, si hablamos de nutrición holística, se trataría de analizar nuestra alimentación en conjunto, como un todo, no tanto observando el efecto concreto de cada alimento. En principio, es una idea que tiene sentido y que de hecho encajaría con lo que la mayoría de los nutricionistas titulados postulan: que lo importante es el conjunto de lo que comes y no tanto uno u otro alimento concreto (si bien siempre habrá algunos que será mejor excluir de tu alimentación).
Un concepto conquistado por las pseudociencias
El problema es que el concepto holístico ha sido conquistado por el sector de las pseudoterapias, que lo han incluido en su repertorio de conceptos que suenan a científico pero en realidad no lo son.
En el mundo de las pseudociencias, la idea del holismo ha ido más allá y se utiliza para definir supuestas terapias que tratan no solo el cuerpo humano en su conjunto, sino también el alma, la mente y el espíritu... algo que no puede encajar con unas prácticas científicas basadas en la evidencia.
Este es un ejemplo cómo describe su trabajo una nutricionista holística: "La nutrición holística divide la comida en dos tipos, la primaria, la cual la conforma el estado de: las emociones, los sentimientos, las relaciones, la espiritualidad, el trabajo, la familia, la diversión… y la comida secundaria la cual se conforma por la parte física, el tipo y la calidad de alimentos que ingerimos. Ambas están relacionadas al punto donde una mejora o empeora a la otra."
Si nos referimos no solo a la nutrición, sino a la idea de la salud holística en general, nos encontramos con unas prácticas que no se centran en los órganos o enfermedades en concreto que una persona pueda padecer, sino que tratan al paciente con terapias generales, centrándose más en sus emociones que en sus síntomas. Eso hace que sus remedios estén muy lejos del conocimiento científico y los tratamientos basados en evidencias.
No es lo mismo cuidar y curar
Un buen análisis del problema con este concepto de holismo lo hace James May, presidente de una organización, Healthwatch, que lleva años analizando prácticas pseudocientíficas. May explica que esta idea de holismo no es en realidad una aproximación multidisciplinar a la curación, sino al cuidado.
"Un médico realmente holístico curará algunas veces, aliviará otras y siempre dará consuelo. El consuelo no siempre tiene resultados clínicos, pero aun así debemos hacerlo [...]. El problema es que este nuevo concepto de medicina integrativa desdibuja la línea entre ambas cosas".
En su opinión, este nuevo holismo confunde cuidar con curar, dándole más importancia a lo primero y olvidándose por completo de lo segundo.
Ten esto en cuenta la próxima vez que alguien se ofrezca a tratarte de forma holística, ya sea con nutrición, con medicina o con cualquier otra terapia: piensa quizá sirva para cuidarte, pero no servirá para curarte. Eso solo podrá hacerlo la medicina, la oficial, la que no lleva apellidos. Y piensa si el dinero que vas a pagar por ello merece la pena.
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