Para alguna gente, ir al dentista es una auténtica tortura. Entre el dolor que sienten y el que esperan sentir, la experiencia puede ser traumática, por no hablar de terriblemente incómoda. ¿Por qué no es posible pasarla durmiendo? Un poquito de anestesia general y el trago sería mucho más fácil de pasar, ¿no?
Pues seguramente, pero la anestesia no es un compuesto que deba administrarse a la ligera. Anestesiar a alguien es por lo general un procedimiento seguro pero tiene sus riesgos y por eso los médicos y anestesistas deben ser muy cuidadosos al hacerlo.
Qué es la anestesia
La anestesia es el concepto en el que se incluyen el uso de fármacos para evitar el dolor durante cirugías, extracciones, suturas o cualquier otro procedimiento que podría resultar doloroso para el paciente.
Hay distintos métodos de aplicación de la anestesia: superficial en forma de spray, en inyección o por inhalación de gases, pero todos actúan de la misma forma, afectando al sistema nervioso y bloqueando los impulsos nervioso y por tanto el dolor.
Pero no solo esos. La anestesia bloquea todos los impulsos nerviosos y por eso cuando tenemos una parte del cuerpo anestesiada decimos que no la sentimos. Esto quiere decir que la movemos con torpeza y que hay que tener cuidado para no hacernos daño, quemarnos, mordernos si es en la boca... Porque mientras dure su efecto podríamos sufrir daños y no darnos cuenta a causa precisamente de la anestesia.
Distintos tipos de anestesia
La anestesia no siempre es igual y se divide según el alcance del bloqueo nervioso.
Anestesia general
Se trata de dejar al paciente totalmente inconsciente y que se mantenga en ese estado durante toda la operación, de forma que ni la sienta ni la recuerde. Se puede aplicar tanto de forma intravenosa con una aguja como aspirándola a través de un tubo y una mascarilla.
En esta anestesia se combinan distintos medicamentos con un efecto múltiple: mantener al paciente dormido y con los músculos relajados, lo que impide que se mueva durante la operación, bloquear sus recuerdos y reducir el dolor, tanto durante la operación como después en el momento de despertar.
Después de la operación, la anestesia revierte su efecto para ayudar a despertar al paciente.
Anestesia regional (epidural)
En este caso la anestesia se inyecta de forma que afecta a un gran grupo de nervios y adormezca una región entera del cuerpo. Es el tipo de anestesia que se llama epidural y se administra a las mujeres durante el parto.
Anestesia local
En estos casos la anestesia se aplica en una inyección, espray o crema y afecta a una zona muy localizada del cuerpo: una mano, un pie, una zona de la piel o la boca. Mientras el paciente está despierto y consciente. Suele utilizarse para procedimientos menos invasivos y para aquellos que se realizan en un ambulatorio o en el hospital sin necesidad de ingreso. Su efecto suele durar entre 2 y 4 horas.
Riesgos de la anestesia
La anestesia puede causar algunos efectos secundarios leves, como náuseas y vómitos, escalofríos o temblores y daños en la garganta si se utiliza un tubo para asegurar la respiración.
Pero más allá de eso, la anestesia es por lo general un procedimiento seguro para las personas sanas, pero puede suponer algunos riesgos si existen problemas de salud anteriores como un abuso de alcohol o medicamentos, alergias a algunos medicamentos, tabaquismo, obesidad y sobrepeso o enfermedades cardíacas, pulmonares o renales.
En esos casos, algunos riesgos de la anestesia son un accidente cardíaco, daño en las cuerdas vocales, infección pulmonar, despertarse durante la anestesia o la muerte (estas dos últimas son muy raras).
¿Por qué no utilizan general en vez de local?
Pero entonces, ¿por qué no nos duermen del todo cuando vamos, por ejemplo, al dentista, y así nos ahorran el mal rato?
Pues porque lo ideal es utilizar la cantidad mínima de anestesia necesaria en cada intervención, y no dejarnos totalmente inconscientes para procedimientos que no lo necesitan.
Como hemos visto, la anestesia es segura, pero no está totalmente exenta de riesgos, así que los médicos aplican la necesaria, pero nada más.
Además, someter a alguien a anestesia general requiere un procedimiento preoperatorio que asegure que está en condiciones físicas de someterse a la anestesia y consiguiente operación, y una observación posterior del proceso de despertar de la anestesia. Si hubiese que realizar estos procesos en cada visita al dentista, lo que normalmente es una intervención de un par de horas como mucho pasaría a durar varios días.
Imágenes | Pixabay
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