La comida y lo que comemos es un determinante a la hora de conseguir una buena salud. Desde siempre en Vitónica hemos dado consejos para lograr concienciarnos de lo que más nos conviene a la hora de conseguir mantener una alimentación correcta. Uno de los retos a los que nos sometemos la mayoría de nosotros es a comer fuera de casa. En la mayoría de los casos estamos obligados por el trabajo a no comer en casa. Por ello en esta ocasión queremos detenernos en los posibles riesgos de comer fuera de nuestra casa.
El trabajo nos obliga a la gran mayoría de nosotros a tener que comer fuera, ya que los horarios no nos permiten irnos a casa. Para las personas a las que les sucede esto existen diferentes opciones. Por un lado podemos llevar la comida preparada desde casa en un tupper, mientras que por otro lado lo que podemos hacer es comer fuera, en un restaurante todos los días. Por ello queremos ver algunos problemas que presentan ambas opciones.
Comer de tupper todos los días puede ser una buena manera de saber lo que nos llevamos a la boca, ya que la comida está preparada por nosotros sabiendo en todo momento la calidad de los alimentos que vamos a añadir. El problema de esta forma de comer es que en la mayoría de los casos estamos obligados a comer frío. Junto a esto hay que tener en cuenta que la variedad a la hora de seguir un menú adecuado no es demasiado extensa, pues el tupper nos limita mucho a la hora de llevarnos un tipo de alimentos u otro, por lo que siempre estaremos consumiendo el mismo tipo cerrando mucho el cerco de nuestra dieta y de la variedad que debe primar en ella.
Comer en un restaurante es una opción diferente y que en la mayoría de los casos es más rica que hacerlo de tupper, pues nos permite tener más variedad a la hora de ingerir todo tipo de alimentos. Comerlos calientes es otra ventaja, ya que el proceso digestivo será mucho mejor. A pesar de todo es necesario que sepamos que comer fuera puede ser muy malo si no elegimos bien el lugar y los alimentos que comeremos. Normalmente las comidas que se ofrecen en los diferentes restaurantes de menú suelen estar muy cargadas de aceites, fritos, salsas, condimentos… Esto hará que consumamos mucha cantidad de calorías y grasas, poniendo en riesgo nuestra salud.
La calidad de los alimentos es otro de los puntos a tener en cuenta cuando comemos fuera, y es que no siempre son frescos, pues los restaurantes muchas veces juegan malas pasadas para abaratar costes. Por ello es necesario que sepamos elegir el restaurante y el tipo de comida, para saber si realmente un plato será bueno para nosotros o si por el contrario nos está haciendo mal su consumo. Lo bueno es alternar ambas formas de comer fuera de casa, y eso sí, controlar siempre lo que nos llevamos a la boca, y saber si se ajusta o no a los alimentos propios de una dieta sana.
Imagen | j.o.h.n. walker
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