Si quieres crear nuevos hábitos, no pienses más en los 21 días: este es el tiempo que necesitarás

Gracias a la ciencia ya sabemos cuánto se tarda de verdad en incorporar hábitos

Si junto al comienzo del nuevo año planeas incorporar hábitos beneficiosos para tu salud, pensar en los 21 días pueden no ser suficiente. Por eso, te contamos cuánto tiempo tardamos verdaderamente en crear nuevos hábitos.

El tiempo necesario para crear nuevos hábitos

Durante mucho tiempo nos han repetido que hacen falta 21 días de repetición de un comportamiento para que el mismo se convierta en un hábito. Sin embargo, las investigaciones contradicen dicho tiempo.

El falso mito de los 21 días

Según la RAE, un hábito es un "modo especial de proceder o conducirse, adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas".

Para esto, y originado en una mala interpretación de los datos extraídos de un estudio realizado por el Doctor Maxwell Maltz, que en su libro “Psycho Cybernetics” (1960), se cree que son necesarios 21 días de repetición para incorporar una acción o comportamiento como hábito.

Sin embargo, el estudio antes mencionado hace referencia a que los pacientes se acostumbraban a un cambio estético o la pérdida de un miembro amputado a los 21 días, lo cual nada tiene que ver con la incorporación de un comportamiento a la rutina habitual, de manera tal que se ejecuta de forma casi automática y es difícil de erradicar después.

Un número concreto de días (como son los famosos 21) no pueden transformar mágicamente una acción en un hábito, sino que dicho proceso está influenciado por múltiples factores.

Cuánto podemos tardar, según la ciencia, en crear hábitos

Como hemos dicho, la creencia de que tras 21 días de repetición podemos crear un nuevo hábito es totalmente infundada y errónea, ya que el tiempo puede variar considerablemente en función de muchos factores.

Así, un estudio publicado en la revista PNAS señala que la incorporación de  hábitos puede demorar un tiempo variable según la persona y el comportamiento concreto que deseamos sumar a la rutina habitual.

Teniendo esto en cuenta, las personas que tienen hábitos establecidos necesitan de menos tiempo y fuerza de voluntad para incorporar otros nuevos comportamientos, mientras que para otras personas esto puede resultar más complejo y después de un gran tiempo de repetición constante el comportamiento deseado empezará a parecer más fácil y resultará un verdadero hábito.

En concreto, en el estudio se evaluó el lavado de manos y la asistencia al gimnasio como comportamientos que se pretendían incorporar, siendo muy superior el tiempo que se necesitó para incorporar el hábito de ir al gimnasio y mucho menos para formar el hábito de lavarse las manos.

En conclusión, los hábitos más sencillos se incorporan de forma más rápida, por eso lavarse las manos, una acción que repetimos quizás en varias  ocasiones al día y que no requiere ni de planificación ni de esfuerzo u organización previa como sí lo necesita el comportamiento de ir al gimnasio, se incorpora en una o dos semanas mientras que ir al gimnasio puede conllevar meses de repetición antes de volverse un verdadero hábito.

Todo esto permite desmentir el mito de los 21 días de repetición para que una acción se convierta en un hábito y nos permite saber que establecer metas  concretas y fáciles de alcanzar puede favorecer el logro de un nuevo hábito o la incorporación de un comportamiento a la rutina habitual.

Ya sabes, si quieres crear nuevos hábitos en el nuevo año no pienses más a los 21 días, pues el tiempo que necesitas puede ser muy diferente.

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Imagen | Prophsee Journals

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