En la actualidad son millones de personas en todo el mundo que hacen uso y disfrute de la comida rápida, comúnmente conocida como Fast Food. Y a pesar de su mala reputación en cuanto a su perjudicial efecto sobre la salud, la comida rápida está muy demandada. Quizás sea por su facilidad y rapidez de cocinar, por su bajo precio y por su palatabilidad.
Para contrarrestar esta nueva corriente, se inicio en Italia en 1986 un movimiento impulsado por Carlo Petrini, el Slow Food, comida lenta en Castellano. Pretende luchar contra la cultura del Fast Food y recuperar el gusto y el placer de disfrutar comiendo de forma saludable. Se mantiene firme en la lucha contra las prisas y el estrés de la vida cotidiana.
No se trata de algo puntual y concreto si no que se ha convertido en un nuevo estilo de vida. Desestima cualquier hábito que influya negativamente sobre la calidad de vida. Se busca un estilo de vida más pausado y sosegado, en el que se pueda disfrutar de todo lo que se hace, empezando por la comida hasta cualquier actividad que se realice.
El Slow Food permite una mejor digestión debido a una masticación de la comida más lenta y realizada correctamente. Del mismo modo, los menús están compuestos por alimentos de mayor calidad, de origen natural. Incluye nuevos sabores más suaves, frente a los sabores más intensos y artificiales del Fast Food.
Ni que decir tiene que es considerablemente más saludable que un estilo de vida en el que se incluya esta filosofía Slow Food, frente a un estilo de vida basado en el estrés y un nutrición Fast Food completamente artificial.
Pero no se trata solo de comer de forma lenta, el Slow Food también recomienda otro tipo de cambios en los hábitos de vida, como dormir lo suficiente, ya que el período de recuperación anabólico se da principalmente por la noche; la práctica de ejercicio de forma regular; cocinar de forma tranquila dedicando el tiempo necesario; una alimentación rica en frutas y verduras... y un largo etcétera.
Más Información | Slow Food España
Imagen | Bruce Tuten