El nombre de ese vecino de cara anodina que te cruzas cada mañana en el ascensor y que te da vergüenza volver a preguntarle a estas alturas. La lista de las capitales europeas que tienes que ayudar a tu hijo a memorizar para su examen y que tú tampoco te sabes. La lista de la compra. El orden de los números de tu clave de seguridad...
Tener mala memoria es como ponerse a uno mismo pequeñas trampas en el día a día: normalmente no tiene repercusiones graves pero puede resultar muy molesto. Si eres de los que comparte este pequeño inconveniente, aquí van algunas técnicas que pueden ayudarte.
Para recordar listas de cosas
Por ejemplo, la mencionada lista de la compra. Prueba a imaginar un lugar conocido, como tu cocina, y visualiza en él todos los objetos que tienes que comprar de forma excesiva o estrambótica: la leche saliendo por el grifo y salpicando el suelo, un frutero exótico y exuberante en la mesa del desayuno, un enorme queso ocupando toda la nevera...
Esta técnica funciona porque los lugares y las imágenes son más sencillas de recordar que las simples palabras, y porque al darle a esas imágenes detalles llamativos, le estamos dando a nuestro cerebro más detalles con los que quedarse. Puedes probar también con los objetos que quieres meter en tu equipaje, con las capitales europeas, con los nombres de escritores o artistas de una época...
Para números largos
Divide y vencerás. Si estás intentando por ejemplo aprenderte el número de tu tarjeta o de la Seguridad Social, o cualquier otro, divide la larga serie de números en partes más pequeñas, de 3 o 4 cifras, y trata de darles un significado personal: el año de nacimiento de tu hermana, el número de la calle donde vives o cualquier otra cosa.
La mayoría de las personas puede recordar en un plazo corto de tiempo una serie de cinco números, pero más allá de eso no es fácil. Asignándoles significados personales a cifras más cortas las probabilidades de recordar un número largo aumentan.
Si eres malísimo con los nombres
Ese vecino del ascensor cuyo nombre se te escapa seguro que tiene alguna característica que te recuerde a otra cosa: unas cejas pobladas, unas orejas llamativas, el color de su pelo, la bufanda que suele usar... Asocia su nombre a otra palabra parecida (Antonio - anzuelo) y esa palabra a un objeto que te recuerde a él (anzuelo - gancho- nariz ganchuda), y ya lo tienes.
A menudo los nombres son difíciles de recordar porque son palabras aleatorias y el aspecto de las personas es siempre similar. Buscar asociaciones entre aspectos y nombres nos ayuda a mantener ambas cosas hiladas en la memoria.
Para recordar datos útiles pero simples
Utiliza reglas mnemotécnicas. Utiliza la inicial de los datos que quieres recordar para formar una palabra o una frase. "Mi vieja tía Marta jamás supo untar nada en el pan" es una frase sencilla de recordar, y las palabras que la forman empiezan con las letras de los ocho planetas (más Plutón, planeta enano) que forman el sistema solar.
Funciona principalmente por dos motivos: primero, porque darle al cerebro la primera letra ya es bastante información. De ahí a sacar la palabra entera ya solo hay un paso. Y segundo porque durante la construcción de la regla mnemotécnica estamos repasando una y otra vez esos datos que queremos recordar, lo que facilita la tarea de recordarlos después.
Como cuidar y mejorar tu memoria
No son exactamente técnicas, pero estos consejos te ayudarán a cuidar y mejorar tu memoria en general.
Comida para el cerebro
Algunos alimentos mejoran la salud cerebral y cuidan las funciones cognitivas. Es el caso de las verduras, los frutos secos, las bayas, la carne de ave, el pescado, los cereales integrales o el aceite de oliva entre otros. A su vez reduce el consumo de carne roja, grasas animales, alimentos procesados y azúcar.
Muévete
El ejercicio y la actividad física han demostrado tener efectos beneficiosos para el cerebro, y específicamente para la memoria. Un cardio vigoroso cuatro horas después de estudiar una lección hace a los estudiantes recordarla mejor y activa las zonas del cerebro involucradas en la recuperación de información.
Duerme y descansa
Dormir después de estudiar o de memorizar información nueva produce cambios en la estructura cerebral que convierte los recuerdos a corto plazo en recuerdos a medio plazo.
Imágenes | iStock
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