Por muy unida que esté una familia, cuando varias unidades familiares se juntan para una celebración como la Navidad pueden surgir conflictos y tensiones. En ocasiones las unidades pequeñas familiares (padre, madre e hijos) tienen costumbres que difieren de las de las unidades familiares mayores o tradicionales (abuelos, tíos, etc.), lo que puede conllevar conflictos en algunos aspectos de la celebración.
Por otro lado, siempre existen temas de conversación en los que no tenemos puntos de vista similares y que, casi inevitablemente, acaban saliendo pudiendo alterar el ambiente. Por ello, este año, si sabemos que existen ciertos temas concretos, o ciertos familiares cuyas opiniones o comportamiento nos van a enfadar, podemos probar a realizar algunas de las siguientes técnicas de relajación. De esta manera quizás consigamos disfrutar de la fiesta sin enfados ni conflictos.
Técnicas de respiración
Este tipo de técnicas es una de las más discretas, especialmente si necesitamos llevarla a cabo delante de mucha gente. Saber cómo respirar correctamente puede ayudarnos a mandar una señal de relajación a todo nuestro cuerpo y a nuestro cerebro que nos evite alterarnos o estresarnos.
Una de las técnicas de respiración más utilizadas a la hora de relajarnos es la de la respiración diafragmática o abdominal. Se trata de intentar llevar toda la cantidad de aire a la zona baja de los pulmones y posteriormente soltarla despacio. Esta técnica no debe hacerse forzando la respiración, sino de una forma relajada. De esta manera conseguiremos activar el sistema parasimpático enviando una señal de relajación.
Relajación rápida
Esta técnica de relajación también es muy sencilla y se puede hacer en cualquier momento sin requerir demasiado tiempo. De hecho, está pensada para realizarla varias veces al día. La idea es que escojamos algún objeto (o varios) de nuestro entorno habitual y cada vez que lo veamos realicemos tres respiraciones profundas intentando centrarnos en cómo se van relajando los músculos.
Lo ideal es que practiquemos esta técnica varias veces hasta que seamos capaces de hacerla centrando toda nuestra atención en dichas respiraciones y en la relajación muscular que nos generan. De esta manera, si durante la cena o comida notamos que nos estamos poniendo nervioso o enfadando de más, podemos fijarnos en el objeto elegido y realizar las respiraciones. Otra opción es, si no tenemos a la vista el objeto elegido, imaginarnos alguna imagen o sitio relajante.
Relajación de Jacobson
La técnica de relajación de Jacobson requiero un poco más de tiempo y cierta práctica, pero es una de las técnicas más utilizadas y eficaces que podemos encontrar. La idea detrás de esta técnica es ir relajando nuestros grupos musculares de forma progresiva.
Las primeras veces que llevemos a cabo esta técnica debemos sentarnos o tumbarnos en un lugar en el que estemos cómodos. Poco a poco debemos ir tensando y relajando los diferentes grupos musculares: pies, piernas, brazos, manos, etc. Existen numerosos vídeos que podemos utilizar para guiarnos las primeras veces que lo hagamos.
Una vez que tengamos la técnica controlada seremos capaces de relajarnos sin tener que hacer todo el recorrido y sin necesitar tanto tiempo. Por ello, si queremos utilizarla en Navidad, lo mejor es que empecemos cuanto antes a ponerla en práctica.
Imaginación guiada
En este caso, igual que en la relajación de Jacobson necesitamos práctica previa para poder utilizarla después de manera rápida y sencilla en nuevos contextos. La idea básica es que nos imaginemos un sitio que sea relajante para nosotros de manera muy detallada y lo vayamos recorriendo mentalmente, observando cada detalle y sintiendo físicamente que estamos allí.
Para ello, las primera veces es recomendable que nos sentemos o nos tumbemos cómodamente y realicemos primero algunas series de respiración diafragmática. Cuando estemos ya un poco relajados, comenzaremos a imaginar un lugar que sea relajante para nosotros y lo haremos de la forma más vívida que podamos mientras seguimos respirando.
Poco a poco iremos imaginando que caminamos por el lugar y nos centraremos en los objetos que allí hay, en cómo huelen o el taco que tienen en nuestros dedos. Después de unos minutos podemos ir desvaneciendo la imagen poco a poco y centrándonos en nuestra respiración. Con el tiempo y la práctica, seremos capaces de relajarnos en cualquier circunstancia solo con imaginar el lugar relajante, lo que nos puede ser muy útil ante ciertas situaciones durante nuestras fiestas navideñas.
Imágenes |Pixabay, Unsplash
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