Poco a poco han comenzado las fases de la desescalada del confinamiento causado como respuesta a la emergencia sanitaria del COVID-19. Esto quiere decir que todos iremos paso a paso adentrándonos en esto que llaman "la nueva normalidad". Para muchas personas esto supone que poco a poco irán incorporándose a sus puestos de trabajo, si no lo han hecho ya, y recuperando la rutina poco a poco.
Sin embargo, es posible que estos últimos meses nuestros hábitos de sueño hayan cambiado un poco. El no tener que madrugar y no contar con una rutina concreta - sumado al hecho de que algunas personas están teniendo problemas de insomnio y pesadillas - puede haber cambiado los ciclos de sueño. ¿Qué podemos hacer para recuperarlos en preparación a una vuelta a la rutina?
Hacer el cambio de manera gradual
Solemos tener la tentación de pasar de cero a cien e intentar recuperar nuestra rutina en un solo día. En general, necesitaremos cierto tiempo para acostumbrarnos y poder recuperar nuestro ciclo de sueño a uno más adecuado con respecto a nuestro horario laboral. Por ello, podemos empezar desde ya poco a poco a hacer los cambios. Cada día podemos intentar irnos a dormir 20 minutos antes y levantarnos antes, e ir adelantando cada día 20 minutos hasta que recuperemos la normalidad previa al confinamiento.
Presta atención a regular el resto de tus rutinas
Si queremos recuperar la rutina de sueño, es interesante que intentemos recuperar también nuestros horarios habituales. Es decir, si estos días hemos retrasado las horas de comida, o hemos cambiado las horas a las que hacíamos deporte, etc., con respecto a nuestros horarios normales cuando trabajamos, puede ser un buen momento para recuperarlos. Intentar empezar a hacer las comidas otra vez a la hora que lo haremos cuando trabajemos, o recuperar nuestro horario de ejercicio habitual puede ser de ayuda.
Haz una preparación previa a dormir
Intentar mantener una buena higiene del sueño es importante. Podemos cuidar el ambiente en la habitación: luz adecuada, temperatura y sonido. Pero también es importante la preparación previa a irnos a la cama que le indique a nuestro cuerpo que nos vamos a dormir. Repetir cada día la misma encadenación de actos será una buena preparación: bajar las persianas de la casa, lavarnos los dientes, ducharnos si es algo que solemos hacer, etc.
No hagas siesta si no es un hábito
Cuando intentamos recuperar nuestros hábitos de sueño es posible que durmamos peor los primeros días y nos sintamos cansados durante el día. Por ello podemos caer en la tentación de dormir la siesta para compensar. Sin embargo, si no solemos dormir la siesta, hacerlo ahora puede dificultar más todavía recuperar nuestro horario.
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