De un tiempo a esta parte se han puesto de moda las sesiones con imanes para mejorar nuestra salud. Tal es la sensación que se ha despertado al respecto que se comercializan todo tipo de complementos magnéticos, pulseras, collares... Pero, ¿sabemos realmente los efectos que los imanes pueden tener en nuestra salud?
Durante años el ser humano ha querido buscar la solución a determinadas dolencias que aparentemente no tienen cura, como es el caso de los reumas, artrosis degenerativas, dolores musculares varios... Por este motivo surge la aplicación de campos magnéticos para solucionar estas dolencias mediante el control de los impulsos que el propio organismo genera y que determinan el dolor y el malestar.
Es cierto que en este campo se mezcla un poco el esoterismo y las creencias populares con la realidad, y es que no existen estudios concluyentes al respecto que demuestren la verdadera efectividad de los imanes sobre nuestro cuerpo. A pesar de todo existen numerosas teorías que apoyan su uso en la mejora de nuestra salud, y por ese motivo se utilizan habitualmente tanto en masajes como en medicinas alternativas para mejorar los síntomas de una dolencia.
Las teorías que defienden el uso de los imanes en el tratamiento de determinadas dolencias se basan en que nuestro cuerpo está regido por impulsos magnéticos y campos que están en constante armonía. Cuando existe una dolencia este campo magnético se rompe y se produce el dolor. Para devolverlo a su estado habitual es necesario que otro campo magnético entre en acción y logre estabilizar los impulsos de nuestro cuerpo. Por este motivo se usan los imanes para mitigar el dolor.
Esta técnica en la actualidad se utiliza en medicina alternativa y muchas personas llevan siempre consigo algún complemento magnético que asegure el control de las energías del cuerpo para evitar el dolor que se deriva de determinadas dolencias como el reuma, la gota, la artrosis... A pesar de no tener un fundamento médico propiamente dicho, se les atribuye funciones de aceleradores de la circulación sanguínea, mejoras en el drenaje de líquidos del organismo, disminución del dolor, cicatrización de heridas y fracturas....
Sea como sea las terapias con imanes están a la orden del día y son una realidad que poco a poco gana más seguidores al margen de discursos científicos sobre su verdadera eficacia. Por el momento no podemos afirmar que los beneficios que se le atribuyen sean del todo ciertos, pero sí que sabemos que son inocuos para el organismo, siendo, sino una forma de calmar el dolor, una buena manera de decorar nuestro cuerpo y una forma de relajarnos si se combinan con sesiones de masajes.
Imagen | nayand
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