El metabolismo basal es la energía mínima que necesita nuestro cuerpo para subsistir. Su naturaleza obedece a una cuestión mucho más sencilla de lo que parece: es la energía que necesitan nuestras células para hacer sus funciones.
Este metabolismo varía de persona a persona y es dependiente de nuestra actividad física. ¿Cómo se calcula y cómo nos afecta? ¿De qué depende que sea mayor o menor? Hoy vamos a ver detenidamente estas y otras cuestiones al respecto.
A dónde va a parar toda esa energía
Se suele decir que el metabolismo basal corresponde a unas 1 500 kilocalorías diarias para un adulto de 70 kilogramos (variando entre hombres y mujeres). Pero, ¿de dónde salen esos números? Lo primero, por supuesto, es entender en qué se basa el concepto. Básicamente, el metabolismo basal es el gasto energético diario, es decir, lo que un cuerpo necesita diariamente para seguir funcionando.
Aunque estemos en cama, sin movernos, durmiendo... nuestro cuerpo necesita una energía mínima para que todo el metabolismo, las reacciones que permiten que continuemos vivos, ocurran. Esto, básicamente, es lo que diferencia a un ser vivo de un ente inerte. Para poder realizar estas funciones que podríamos llamar "pasivas" (aunque no lo son), cada célula necesita energía.
Por ejemplo, necesitan energía para transportar los nutrientes, absorberlos o modificarlos. Necesitan energía para reconstruir sus componentes celulares dañados, para reparar el ADN o para dividirse. También hace falta energía para comenzar algunas fases de la respiración celular. En definitiva, hace falta energía para todo.
Por tanto, el metabolismo basal es la suma de la energía que necesita cada célula de nuestro cuerpo para llevar a cabo todas esas funciones. A partir de esa suma basal, de ahí su nombre, todo lo que hagamos será un consumo de energía adicional. ¿Y cómo se calcula dicho metabolismo basal?
Los números metabólicos
Por descontado, no nos ponemos a medir una por una cada una de nuestras células, observando su gasto metabólico en un día. Esto es una locura (e imposible de realizar). En cambio, lo que hacemos es una serie de cálculos estimativos. En general, siempre se ha empleado la conocida como ecuación de Harris-Benedict para hacer una aproximación sencilla sobre nuestro gasto basal. Esta tiene en cuenta el peso, la altura (la masa corporal) y la edad.
- Para hombre: (10 x peso en kg) + (6.25 × altura en cm) - (5 × edad en años) + 5
- Para mujer: (10 x peso en kg) + (6.25 × altura en cm) - (5 × edad en años) - 161
En el cuerpo se estiman unas 3.72 × 10^13 (unos 3,72 billones de células). Cada una de esas células consume unas 5,58 x 10^-7 (0'000000558) calorías por día para hacer sus funciones básicas, más o menos. Estos datos, como decimos, son solo estimados, porque no todo el mundo tiene el mismo número de células ni todas gastan lo mismo.
Algunas fórmulas tratan de mejorar la aproximación teniendo en cuenta con más precisión algunos datos tales como el volumen corporal o con cifras más concretas. Aún así, siempre serán cálculos estimativos pues es prácticamente imposible saber cuánta energía basal necesita nuestro cuerpo con absoluta precisión.
De qué depende el metabolismo basal
Para poner un poco más complicada la cuestión, resulta que nuestro metabolismo basal depende de muchísimas cosas, como imaginaremos. Por ejemplo, sabemos que con el tiempo las células cada vez empeoran en sus funciones básicas y el metabolismo basal desciende. También sabemos que la producción de tiroxina aumenta el metabolismo basal, pero rara vez puede estimarse con precisión la manera en la que lo hace.
Más claros son los efectos de la masa muscular en el gasto: a mayor cantidad, mayor es el metabolismo basal, al igual que mayor es el gasto en actividad. En general, el cuerpo masculino suele tener un mayor gasto basal debido a una cuestión hormonal. Otros aspectos importantes son el estrés, el consumo de cafeína y otros estimulantes. Esto no debe confundirse con que pueda aumentar el gasto energético basal de forma controlada.
No existen evidencias de que los estimulantes sirvan para perder peso. Esto es importante, especialmente a la hora de considerar los "activadores de metabolismo basal". No existen, así de sencillo. La única manera de activar el metabolismo basal para que consuma más energía es generando masa muscular. Incrementar la actividad física, por tanto, es una necesidad.
No es saludable bajar la ingesta de calorías por debajo de nuestro metabolismo basal de manera continuada. Mucho más saludable es incrementar nuestro nivel de actividad física, manteniendo unas cantidades ingeridas controladas, que alcancen los niveles basales de energía, al menos. Esto asegurará el correcto funcionamiento del cuerpo, quemando "grasa" a partir de la energía adicional que necesitemos para la actividad física.
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