Agosto es un mes de viajes, de idas y venidas en uno de los medios de trasporte estrella, el avión. Si hace unos días hacíamos un repaso por algunos consejos a tener en cuenta a la hora de coger el coche en estos días, con el avión sucede lo mismo. Cada vez somos más los que elegimos destinos para los que el avión es uno de los mejores trasportes. Pero también cada vez son más los problemas que se derivan de un viaje en avión, y por eso es necesario que hagamos un repaso a algunos consejos.
Espacios más pequeños, colas más largas, muchas horas en un mismo habitáculo… Estos son algunos de los inconvenientes que tienen los viajes en avión en estos momentos. Cada vez las compañías aéreas apuran más el espacio y esto puede pasar factura a los pasajeros. Algunos de los efectos de esto puede ser estrés, ansiedad, dolores articulares… Esto es lo que se conoce como el síndrome de la clase turista que aparece en vuelos de larga distancia en los que pasamos muchas horas en el mismo avión.
Es cierto que las personas con mayor volumen corporal, bien sea por su peso, o por su estatura, suelen tener más problemas con esto, ya que el espacio de los asientos es muy limitado. En estos casos las alternativas son escasas, ya que hasta que no cambie la política aérea lo único que queda es que estas personas paguen más por asientos cercanos a la salida de emergencia, donde el espacio es mayor. O por otro lado hacer una reserva en primera clase.
Si no podemos hacer ninguna de estas cosas porque nuestra economía no nos lo permite, seguro que podemos tomar en cuenta algunas recomendaciones muy sencillas que nos harán más sencillo el viaje. La verdad que el espacio no lo podemos cambiar y es como es, pero nosotros podemos hacer que éste parezca mayor y nuestra sensación de agobio sea mucho menor.
La importancia del descanso previo antes de volar
Antes de iniciar el viaje es necesario que descansemos. Acudir a un vuelo de larga duración fatigados no es nada bueno. Para empezar, los aeropuertos nos roban mucho tiempo y por lo tanto el desgaste es mayor. Por ello es necesario que acudamos habiendo dormido bien los días previos. De este modo lo que conseguiremos será estar mucho más fuertes y capaces de aguantar las largas horas de viaje sin sufrir agobios.
Elige la ropa adecuada
Junto a esto es necesario elegir muy bien la ropa que nos vamos a poner para el vuelo. Está demostrado que debido a la presión nuestras articulaciones se inflaman y la circulación puede hacerse más pesada. Esto puede ser uno de los motivos por los que nos encontramos mala en muchos viajes largos. Por ello, y para evitar este tipo de episodios es necesario elegir una ropa adecuada.
Siempre será mucho mejor vestirnos con ropas sueltas y cómodas que no nos opriman el cuerpo. De este modo lo que fomentaremos será un mejor riego sanguíneo durante el vuelo, haciendo que nuestro organismo esté perfectamente oxigenado y evitaremos episodios de ansiedad por falta de oxígeno o por angustia derivada de permanecer quietos en un mismo espacio tanto tiempo. Lo mismo sucede con el calzado, pues es necesario que llevemos zapatillas cómodas que no opriman los pies y nos permitan estar cómodos.
La comida sencilla y no demasiado copiosa
Una vez preparada la indumentaria es necesario que sepamos lo que debemos comer antes de un viaje largo en avión. No es nada recomendable realizar comidas copiosas, ya que la presión hace que la digestión se ralentice, y por ello las comidas deben ser ligeras y con poca cantidad. Si tenemos que comer más veces no pasa nada, pero es lo mejor para sentirnos bien durante el vuelo.
Evitar las bebidas con gas siempre que podamos
Lo mismo sucede con las bebidas. Siempre es más recomendable evitar aquellas bebidas que contienen gases. El efecto de la presión sobre este tipo de bebidas suele ser negativo para muchas personas, pues pueden resultar pesadas para el estómago a causa del gas. Por ello es mejor ingerir bebidas sin gas como agua, zumos… Esta opción siempre será más efectiva en el caso de vuelos de largo recorrido.
Mantenernos activos en el avión mientras estamos volando
Una vez que estemos en el avión debemos tener en cuenta una serie de puntos. Cuando estemos en el aire en pleno trayecto es muy recomendable levantarnos de nuestro sitio de vez en cuando. La postura en los asiento no es la más cómoda y menos durante tantas horas. Por ello podemos llegar a agobiarnos y se nos pueden adormecer las piernas o los brazos. Lo más recomendable para que esto no suceda es no mantenernos quietos durante todo el vuelo.
Es muy recomendable que nos levantemos de nuestro asiento y salgamos al pasillo a caminar por el avión. El espacio no es muy grande, pero de este modo lo que haremos será activar la circulación sanguínea de las piernas y extremidades. Esta es una de las mejores maneras de evitar el mal conocido como síndrome de la clase turista. Además, esto nos ayudará a oxigenar el cuerpo y sentirnos más relajados y mejor.
Ejercicios para movernos cuando estemos sentados
Cuando estemos en nuestro sitio también es recomendable que movamos las piernas y los pies. La manera de hacerlo será mover las piernas de adelante hacia atrás y los pies en círculos, girando por los tobillos. Con esto lo que conseguiremos será mantenernos activos mientras estamos en nuestro asiento. También podemos darnos masajes en la zona de los gemelos para activar la circulación. Serán friegas de abajo hacia arriba.
Si nos quedamos dormidos, ante todo inmovilizar el cuello
Si decidimos quedarnos dormidos, es muy bueno que nos acomodemos al máximo, ya que normalmente las posturas en los asientos de los aviones no son demasiado cómodas. Lo principal es bloquear el cuello para evitar que se mueva de un lado a otro, pues podemos hacernos daño sin apenas darnos cuenta. Junto a esto es muy importante que nos tapemos si nos vamos a dormir, pues las temperaturas en los aviones oscilan mucho y podemos resfriarnos si no tomamos las precauciones necesarias.
Sea como sea, es importante que en un vuelo tengamos presente que lo principal es nuestra comodidad. Debemos dejar atrás los agobios y las incomodidades. Lo que debemos pensar es que estamos a punto de irnos de vacaciones y que podemos tener toda la tranquilidad del mundo. No es necesario que nos pongamos nerviosos, ya que lo único que conseguiremos será agobiarnos y hacer que nos sintamos mal físicamente y psicológicamente.
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