Hoy has comenzado tu día con un café muy probablemente, pero tus hijos habrán tomado algo de leche con cacao porque los niños no deben tomar café. Sin embargo, muchas bebidas y alimentos populares entre niños y adolescentes contienen más cafeína de la que pensamos. ¿Qué efecto puede producir esa cafeína en niños? ¿A partir de qué edad puede ser recomendable que la consuman?
El café es el segundo líquido más consumido en el mundo, después del agua. El consumo de cafeína en adultos, dentro de unos márgenes normales, se relaciona con la disminución de la incidencia de enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico y cáncer. También aumenta el rendimiento físico y mental.
En los grupos vulnerables como los niños, los efectos secundarios pueden sobrepasar los beneficios de la cafeína. La mitad de la cafeína que consumen los niños vienen del consumo de bebidas de cola, siendo más preocupante el aumento en la última década el consumo de bebidas energética en este grupo de edad.
Efecto de la cafeína en niños y adolescentes
Alrededor del 73% de niños consumen cafeína según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), o lo que es lo mismo, tres de cada cuatro niños consumen alimentos o bebidas con cafeína. En adultos la cafeína, dentro de unos rangos normales no es dañina, incluso tiene diferentes beneficios.
Sin embargo, la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) recomienda que la cafeína no sea parte de la dieta de un niño. Los niños pueden ver elevada su presión arterial por el consumo de cafeína. También puede interferir en su sueño, siendo la niñez una etapa fundamental del sueño en la que debemos dormir entre 9 - 11 horas por cada 24h.
Los niños tienen una actividad frenética innata hasta que llega el cansancio. La cafeína puede hacer que los niños no sean conscientes de ese cansancio llegando a producir picos de estrés y ansiedad que afecten a su estado de ánimo.
La cafeína puede producir náuseas y falta de apetito en los niños especialmente. Nos encontramos en la etapa principal del crecimiento por lo que debemos evitar a toda costa la pérdida de apetito y todo lo que impida una correcta nutrición.
Al igual que cualquier droga que afecta al sistema nervioso central, la abstinencia de cafeína puede producir en los niños dolores de cabeza. Por todo lo anterior el crecimiento y desarrollo de los niños puede verse alterado en los niños por el consumo de cafeína.
Son especialmente más vulnerables los niños y los adolescentes que no saben discernir entre lo sano y lo peligroso. Un niño puede beberse de un trago una bebida energética sin saber el peligro que eso conlleva, aspecto que no ocurre en adultos que sí conocen más su riesgo.
El efecto depende de la cantidad de cafeína
La cafeína es dosis dependiente, lo que quiere decir que a mayor dosis mayores efectos. Varios investigadores describieron las cantidades como bajas, medias y altas en niños según los efectos fisiológicos que se producían.
Una cantidad baja será aquella que no supere 1mg por kilo de peso al día. Una cantidad media de cafeína estará entre 1mg/kg/d y 3mg/kg/d. Las dosis altas serán aquellas que superen los 5mg/kg/d.
El consumo de dosis bajas como puede ser la que contiene un refresco de cola u otros alimentos con una presencia baja de cafeína no tienen por qué tener ningún efecto grave. El consumo de dosis medias y altas sí que puede producir los efectos mencionados anteriormente, e incluso desenlaces fatales como los del apartado siguiente.
Algunos titulares sobre el efecto mortal de la cafeína en niños y adolescentes
Un niño de 6 años muere tras pasar seis días en coma por tomar una bebida energética. Esta noticia publicada en 20minutos hace apenas una semana explica como un niño agarró un vaso de Monster Energy y se lo bebió rápidamente para paliar la sed.
Un adolescente estadounidense muere tras beber mucha cafeína demasiado rápido, según un forense. En el 2017 El País publicó esta noticia en la que un adolescente de 16 años perdió la vida por consumir en menos de dos horas un café, un refresco y una bebida energética.
El joven que acabó 58 días hospitalizado por tomar mucha bebida energética. Un joven de 21 años terminó en el hospital con insuficiencia cardíaca por el consumo durante dos años de cuatro bebidas energéticas al día. Desde los 17 años bebía cada día una gran cantidad de cafeína lo que acarreó dichos problemas.
Como podemos analizar en estos casos los peores desenlaces ocurren cuando se consumen dosis altas de cafeína de forma muy rápida. También por el consumo de dosis medio - altas de forma crónica a lo largo del tiempo. En cualquier caso, mejor evitarlo.
Algunos grupos de alimentos que pueden contener cafeína
No es común ver a un niño o un adolescente tomarse un café con leche, pero sí lo es cada vez más ver como beben una lata de bebida energética. Dicha bebida, en función de la marca y la cantidad de la misma, puede contener una cantidad importante de cafeína.
Otros refrescos también contienen cafeína, no solamente los de cola. La mayoría de personas sí sabíamos que éstas dos bebidas contienen cafeína, pero hay otros alimentos que también la incluyen de forma oculta ya que no es obligatorio incluirlo en la lista de ingredientes.
Algunos lácteos como el yogur o los helados pueden tener cafeína, especialmente si son de cacao o de café. El cacao tiene cafeína en proporción a su pureza: cuanto más puro es el cacao más cafeína contiene. La mezcla de cacao y azúcar que se añade a la leche en los desayunos es menos puro por lo que presenta menor cantidad del estimulante.
Muchos suplementos también contienen cafeína, especialmente los que se utilizan como pre-entrenamiento. En la adolescencia muchas personas comienzan a entrenar en el gimnasio lo que puede hacerles consumir alguno de esos suplementos.
¿A partir de qué edad se puede consumir cafeína?
A medida que cumplimos años pedir un café se hace más natural, pero ¿cuál es el límite a partir del cuál sería recomendable el consumo de cafeína? Si bien en algunos niños se puede ver el consumo de bebidas energéticas, es menos común que visualizarlo en adolescentes.
La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) afirma que las bebidas energéticas nunca deben ser consumidas por niños o adolescentes por los riesgos potenciales de salud. Ya hemos visto algunos titulares en los que el desenlace puede ser mortal o tener consecuencias muy graves.
Al igual que ocurre con la entrada a algunas discotecas, la edad de 18 años podría ser el límite legal para la compra de productos energéticos, según la Academia Estadounidense de Médicos de Familia (AAFP). Sin embargo, la cafeína como tal existe en muchos alimentos y se consume desde que somos niños.
La cafeína no es el problema, el exceso de cafeína sí lo es
La cafeína en sí no es dañina, de hecho al comienzo del artículo hemos citado muchos efectos positivos de esta sustancia. Como dijo en su día Paracelso: la dosis hace el veneno. Un niño no va a demandar un café como tal porque ni le gusta ni lo necesita porque cuenta con una energía elevada de forma innata.
En la etapa adolescente, especialmente cuando llegan los exámenes finales de cursos avanzados como bachillerato (unos 16 - 17 años) suelen comenzar los primeros contactos con el café para esos días largos de estudio y noches de sueño cortas.
Tomar un café en ese momento no tendrá ningún efecto secundario siempre que no exista alguna contraindicación personal. A partir de esa etapa y la mayoría de edad ya somos conscientes de que abusar del café puede tener efectos secundarios como temblores e irritación.
No hay una edad clara adecuada para comenzar a tomar café, pero podemos marcar la línea en esta edad 17 - 18 años. El problema llega con el abuso de cafeína, especialmente cuando no lo notamos como ocurre con las bebidas energéticas.
El consumo de dichas bebidas energéticas debería estar prohibido hasta superar la adolescencia, e incluso después de ella, ya que es muy fácil consumir cantidades elevadas de cafeína sin darnos cuenta. Agregando además exceso de azúcar y otros componentes que incrementan el efecto de dicha cafeína como es la taurina.
Aplicación práctica y conclusión
El consumo de cafeína tiene diversos efectos secundarios que pueden agravarse en niños y adolescentes ya que pueden excederse de dosis recomendada más fácilmente. Evita que tus hijos consuman refrescos y por supuesto bebidas energéticas.
Un niño nunca nos va a pedir un café porque no le gusta. Llegará un momento natural en el que el adolescente consuma café, y no hay mayor problema siempre que sea la dosis considerada como baja. Una vez que cumplimos cierta edad como pueden ser 18 años todos sabemos diferenciar qué es adecuado y qué es excesivo.
Es por tanto una posible franja de edad en la que se puede situar la edad a partir de la cuál tomar café, pero no hay ningún tipo de consenso científico que lo avale. Lo que sí debemos hacer es eliminar el consumo de bebidas energéticas en todos los niveles, especialmente en adolescentes y sin lugar a dudas en niños.
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