Hace unos días os comentábamos en un artículo que realmente ningún alimento es imprescindible en nuestra dieta, ya que lo importante es obtener los macronutrientes y micronutrientes necesarios. Sin embargo, hay algunos alimentos que están siendo demonizados y hoy os vamos a hablar sobre la leche, una buena bebida de reposición.
Distintos medios intentan dar una mala publicidad a la leche, explicando que puede ser perjudicial para nuestra salud y sobre dando un argumento que no tiene ninguna base científica y es, que el hombre es el único mamífero que toma leche de otro animal después de la lactancia materna.
El consumo moderado de leche no es malo para nuestro organismo, de hecho, una revisión reciente nos demuestra cómo el consumo de productos lácteos se asocia con una disminución de la prevalencia de trastornos metabólicos, además de ayudar a prevenir la diabetes tipo 2.
De hecho, gracias a la mejora en nuestra salud metabólica, hay un menor riesgo de desarrollar sobrepeso, obesidad, envejecemos menos y se evitan las enfermedades cardiovasculares (ECV).
La proteína láctea posee un aminograma de alta calidad, su valor biológico es alto y además gracias a la cantidad de aminoácidos ramificados (BCAA) que contiene, podemos aumentar la síntesis de la proteína muscular (MPS).
En definitiva, no debemos encumbrar ni demonizar ningún alimento, y menos aún la leche. A menos que seamos intolerantes, no existe ningún problema y de hecho es beneficioso el consumo moderado de este alimento. Si nuestra dieta es equilibrada y además consumimos leche de forma moderada, esta puede ayudarnos a mantener una mejor salud metabólica.
Bibliografía | Milk protein for improved metabolic health: a review of the evidence
Imagen | Thinkstockphoto
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