Con el fin del verano y las vacaciones, los más pequeños vuelven a su día a día con el retorno a las clases y comienza su "rutina de repetición": me levanto, desayuno, me visto, voy al colegio, recreo y bocadillo, comida, parque, merienda, cena y a dormir.
Esta rutina podría representar una oportunidad magnífica para estructurar unos hábitos de vida sanos y de forma ordenada, y sin embargo representa todo lo contrario: la llegada del maravilloso mundo del azúcar en forma de ColaCao por las mañanas con bollería industrial o galletas, los "zumos de frutas", los bocadillos de Nocilla, las bolsas de chucherías tarde sí y tarde también en el parque...
Un modelo de alimentación obsoleto
A pesar de encontrarnos en el año 2017, el modelo de alimentación que se maneja en la gran mayoría de los hogares quedó obsoleto hace mucho tiempo. Para nuestra desgracia (y la de nuestros más pequeños), es más frecuente de lo deseable escuchar frases del tipo "déjale mujer, si por un bollito que se coma no le va a pasar nada" o "pues mi niño si no desayuna su cola cao con galletas no desayuna nada".
Y atendiendo a este modelo de "alimentación" (por llamarlo de alguna manera), nos encontramos principalmente con dos problemas:
- El primer problema de importancia con el que nos vamos a encontrar es la gran cantidad de azúcar que ingieren los más pequeños (recordemos que estamos hablando a nivel general de los hogares españoles, pues siempre habrá familias que lleven una alimentación saludable). Si hiciéramos las cuentas (y como podemos observar en las publicaciones de la OMS referentes al consumo de azúcar), vemos que mediante este modelo de alimentación un niño puede llegar a ingerir en torno a 100 gramos de azúcar al día, una cantidad totalmente desorbitada.
- El segundo problema, derivado del consumo de azúcar, es el terrible aumento en los índices de sobrepeso y obesidad infantil (en el año 2011, España ya superaba el índice de obesidad infantil de EEUU). Esto, unido al descenso de la actividad física que realizan los niños, nos lleva a un aumento de las enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad y deriva en una vida adulta con muchos problemas y limitaciones.
Los culpables del modelo alimentario en España
Como ocurre con todos los problemas, el que en España tengamos este modelo alimentario obsoleto y cada día vayamos a peor, tiene sus correspondientes culpables:
- Las familias: sin duda, uno de los principales culpables de este modelo de alimentación obsoleto somos las familias y los consumidores, ya que somos nosotros los que creamos la demanda de los productos que acaban en los supermercados a nuestra disposición. Si nosotros le pedimos a un comerciante un producto, él va a hacer lo posible por ponerlo a nuestra disposición, y si sólo pedimos productos ultraprocesados, sólo vamos a tener estos en nuestra despensa.
- La industria alimentaria: son los encargados de proveer la oferta en función de los gustos o preferencias de los clientes (nosotros). Como es evidente, ellos intentaran proporcionar la oferta minimizando sus costes, y esto lo consiguen utilizando productos e ingredientes cuanto más baratos mejor (para ellos). Esto en la mayoría de casos redunda en una pobre calidad del producto. Y claro, a menor calidad de producto, peor aporte nutricional.
Las autoridades sanitarias y los medios de comunicación: como responsables de velar por nuestra salud, tanto las autoridades sanitarias como los medios de comunicación deberían tener un papel destacado. Sin embargo, esto no sucede así, y sus intereses se encaminan más a "proteger" a la industria alimentaria y, aunque parezca mentira, a promover unos hábitos de vida no demasiado sanos (en especial dando publicidad a todos aquellos productos ultraprocesados, bollería industrial y similares que se ha demostrado contribuyen de forma significativa a aumentar los índices de obesidad infantil y las enfermedades cardiovasculares).
Quizás lo más reseñable sea que existen numerosos directivos de grandes empresas de alimentación que incluso ocupan cargos en algunos organismos públicos del sector de la salud (un ejemplo sería Albert Flynn, que compaginó su puesto como Jefe de los expertos de nutrición de la EFSA -Agencia Europea de Seguridad Alimentaria- con su puesto como miembro del consejo científico en Kraft Foods), con lo cual se genera un cruce de intereses que termina perjudicando al eslabón más débil: nosotros. Esto podemos verlo en el documental "Sobredosis de azúcar".
Y otro ejemplo fallido de este punto sería el llamado "Código PAOS", el cual supuestamente se creó para limitar la publicidad que recibían los más pequeños pero que, a la vista de los resultados, podemos señalar que dista mucho de ser eficaz.
- El modelo sedentario de tiempo libre: sin duda otro de los grandes factores que ha contribuido al aumento de los índices de sobrepeso y obesidad infantil, no sólo en España, sino en todo el mundo. Con el desarrollo tecnológico, han proliferado los videojuegos y medios de entretenimiento "caseros", y cada vez es más el tiempo que los niños pasan viendo la TV o jugando a la consola en casa sin realizar actividad física como se hacía hace unos cuantos años.
Otros problemas derivados de este modelo de alimentación obsoleto
- Aumento en gasto sanitario desorbitado: el gasto sanitario en tratar enfermedades y problemas derivados del sobrepeso y la obesidad no deja de aumentar año tras año (en España el coste de la obesidad ronda aproximadamente los 20.000 millones de €, en torno al 20% del presupuesto del Ministerio de Sanidad).
- "Mi niño es que llega a casa y no come": ¿Cuántas madres tiene peleas constantes para que sus hijos coman en casa? Esto ocurre debido a la cantidad de grasas y azúcares que han ingerido previamente a lo largo de la mañana a través del desayuno, el almuerzo, etc... y que les provoca un llenado de estómago que se traduce en un "no quiero comer" (y la consiguiente disputa).
- Problemas en el desarrollo: que un niño en edad de crecimiento (pongamos por ejemplo entre seis y ocho años) presente sobrepeso es un grave problema para su desarrollo, ya que esto le afectará directamente al crecimiento de los huesos, al ser estos de cierta maleabilidad. Que un hueso crezca con alguna deformación provocada por el sobrepeso, puede conllevar mayor riesgo de lesiones con el paso del tiempo.
¿Qué alternativas tenemos?
Hay que cambiar nuestro modelo de alimentación, y hay que hacerlo ya. Los indicadores de sobrepeso y obesidad infantil (además de los indicadores de la población adulta) han llegado a unos niveles realmente alarmantes y necesitamos, en primer lugar, que tanto autoridades alimentarias como la industria dejen de mirar por su propio beneficio ya que de lo que estamos hablando es de la salud de las personas.
Y, por otro lado, necesitamos concienciarnos de la importancia de llevar una alimentación sana y de que una oferta en donuts al 3x2 (por mucho que estén a dos o tres euros el paquete) es una opción muchísimo peor que comprar un kilo de kiwis (dado que los donuts no aportan nutrientes de calidad, tan sólo azúcares y grasas y, por el contrario, los kiwis nos van a aportar además del azúcar natural que contienen fibra, vitaminas y minerales), por ejemplo, aunque ello suponga un gasto ligeramente superior.
Por último, un punto muy importante y que por suerte se está empezando a llevar a cabo, es la educación nutricional en los colegios desde los primeros años. Si un niño aprende desde pequeño que en lugar de pedir una bolsa de chucherías es mucho mejor para él pedir una o dos piezas de fruta, sin duda que estaremos haciendo un gran trabajo.
Imágenes | iStock
En Vitónica | Vuelta al cole saludable: ideas para los desayunos y meriendas de los peques de la casa
En Vitónica | ¿Por qué una pieza de fruta es más sana que un zumo?
Ver todos los comentarios en https://www.vitonica.com
VER 1 Comentario