La dieta del atún: en qué consiste y por qué no es una buena idea como dieta para adelgazar

Septiembre llega y damos una segunda oportunidad a nuestros propósitos de año nuevo que aún no hemos puesto en marcha. Justo ha terminado el verano al que no hemos llegado con el cuerpo que queríamos y nos planteamos ponernos manos a la obra para que el verano siguiente no ocurra lo mismo. Los humanos buscamos resultados inmediatos así que tecleamos en el buscador "dieta rápida para adelgazar" o algo similar. La dieta del atún es una de las que puede aparecer, y que desde ya descartamos.

Dieta del atún: qué es y cómo se hace

La dieta del atún es una de esas dietas de choque que buscan una pérdida de peso rápida. Solamente por eso ya tiene un punto muy importante en su contra: ninguna dieta saludable y efectiva a largo plazo produce una pérdida rápida de peso.

En el portal Healthline le dan una puntuación general de 1,21 sobre 5, basándose en la sostenibilidad, la salud, la calidad nutricional y su base de evidencia científica. Está muy lejos del aprobado porque, en muy resumidas cuentas, tiene deficiencia de nutrientes, una restricción calórica severa y una ingesta de mercurio por encima de lo saludable.

El culturista Dave Draper fue el creador de la dieta del atún que consiste en tomar atún y agua como base de la dieta durante tres días. A esa base podemos agregarle en los días siguientes productos lácteos bajos en grasa, verduras, frutas y aves, siendo el macronutriente principal la proteína.

Detalles de la dieta del atún

Para seguir esta dieta, que una vez más desaconsejamos, debemos ingerir atún natural hasta alcanzar los 1,5g de proteína por kilo de peso corporal y día. Como bebida consumiremos agua y lo acompañaremos con suplementos de vitaminas, minerales y fibra.

Una vez pasado el tercer día, se introducen verduras, frutas, productos lácteos bajos en grasa y aves. Así hasta alcanzar nuestro peso objetivo, sin un tiempo determinado. De esta versión original surgieron otras que añaden más alimentos como cereales y huevos.

Las tres razones por las que no utilizar la dieta del atún ni otras similares para perder peso

Deficiencia de nutrientes

Cualquier dieta que exija un suplemento de vitaminas y minerales nos está diciendo que tiene deficiencia de nutrientes. La principal finalidad de una dieta equilibrada es consumir todos los grupos de alimentos sanos, en sus diferentes alimentos.

Verduras y frutas de todos los colores, pescado y carne variada y así con cada una de las familias de alimentos. Esa variedad incorpora las diferentes vitaminas y minerales que nuestro organismo necesita para cumplir con sus funciones.

Restricción calórica muy severa

Ninguna dieta que es muy restrictiva es segura para la salud ni seremos capaces de seguirla durante mucho tiempo. Además, el peso perdido se deberá en gran parte a la pérdida de nuestra masa muscular, que nos aporta estética y salud. Incluso el metabolismo puede verse ralentizado.

Por las diferentes reglas de la termodinámica, al ingerir pocas calorías nuestro cuerpo utilizará los diferentes almacenes para generar la energía que necesitamos. Eso suena bien, lo que no podemos pasar por alto es que este tipo de dietas producen atracones por un hambre intensa.

Esos atracones, además de ser insalubres, harán que recuperemos el peso perdido rápidamente, y puede que un extra añadido. Por tanto, la dieta del atún ni es sostenible a medio plazo ni mejorará la composición corporal.

Ingesta de mercurio por encima de lo saludable

El atún es uno de los pescados ricos en mercurio. Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA) no debemos superar los 340g de atún por semana. En tipos de atún más altos en mercurio como el blanco las cantidades se reducen a menos de la mitad, e incluso a nada.

En la dieta del atún debemos ingerir tanta cantidad de este alimento como sea necesaria hasta llegar a los 1,5g por de proteína por kilo de peso. Una persona de 70kg tendría que comer cerca de 550g de atún al día, superando por mucho en un día el máximo recomendado de la semana.

Un exceso de este metal pesado puede generar problemas en diferentes órganos como el corazón o los riñones, además de perjudicar nuestro sistema nervioso e inmunitario.

Una razón extra: la mejor dieta es la que se incorpora poco a poco y no se nota

Un cambio de hábitos radical siempre choca y cuesta bastante hasta habituarse a dichos cambios. Una dieta que de repente elimina todos nuestros gustos y exige comer un alimento o un grupo de ellos está evocada al fracaso.

La mejor dieta es aquella en la que vas semanalmente eliminando alimentos que no te ayudan en el objetivo de adelgazar, y en su lugar introduces comida que sí lo hace. Un ejemplo muy sencillo es ir eliminando el azúcar del café poco a poco, incluso pasando por un edulcorante como eritritol, hasta conseguir eliminar tanto el azúcar como el edulcorante.

Un buen dietista-nutricionista verá tus hábitos actuales e irá modificando sobre la marcha los errores que cometes. Una falta de proteína suele ser el error más cometido, de forma que se pueden ir eliminando algunos alimentos e incorporando otros más proteicos. Lo que no debemos hacer es ningún "choque" a nuestros hábitos porque no es necesario.

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