La vida es eso que pasa entre dieta y dieta. Perder peso y mantenerlo es una labor tan compleja que muy pocas personas lo consiguen. En Instagram todas las personas tienen vientres planos y no ganan peso, pero la vida real no se le parece en nada a esas personas "perfectas" que aparecen en nuestro teléfono. A ello debemos añadir que perder peso no es tan fácil como bajar un kilo cada semana. Hay mesetas que sucederán cuando nuestro propio cuerpo nos ponga la zancadilla por su propia supervivencia.
Adelgazar es una carrera de fondo llena de obstáculos
Perder peso no es una tarea fácil, menos aún lo es mantenerlo cuando se ha perdido. Adelgazar depende una complejo conjunto de mecanismos que van fluctuando según el momento de pérdida de peso en el que estamos y el estilo de vida que llevamos.
Es normal que al inicio se pierda peso muy rápido, y también es normal que haya mesetas y estancamientos en los que no se pierden kilos con la misma velocidad que al principio. En las primeras semanas, si hacemos bien las cosas, vemos como cada semana logramos que el número en la báscula vaya descendiendo.
Semanas más tarde empiezan a entrar en juego diferentes mecanismos como el set-point y la tumba metabólica que nos harán más difícil nuestra tarea, ya de por sí complicada.
En este artículo vamos a explicar de forma muy reduccionista en qué consiste estos dos términos y cómo podemos programar nuestra dieta para que sea exitosa. Hay complejos mecanismos metabólicos que entran en juego, pero no vamos a profundizar en ellos, sino que los trataremos de la forma más explicativa posible.
Set-point: valor de peso corporal de referencia
¿Cuánto hace que pesas lo mismo? Kilo arriba, kilo abajo, parece que nuestro peso tiene un valor que se mantiene, a pesar de las fluctuaciones que nos hacen subir como la época navideña, y otras que lo hacen bajar como al cuidarnos por la llegada del verano.
Parece que tenemos un nivel de referencia al que tendemos a ir siempre, aunque ganemos de forma temporal unos kilos o los perdamos. Esta es una de las razones por las que, cuando nos alejamos mucho de esa referencia, se nos complica la pérdida de peso.
Cuando iniciamos un programa de pérdida de peso comenzamos a gastar más energía de la que ingerimos, y eso nos hace perder peso con cierta velocidad. Sin embargo, nuestro gobernador central que tiene miles de años, detecta esa bajada de peso como una alerta para la supervivencia.
Ese gobernador cuando detecta que los depósitos de grasa han bajado como la señal que nos avisa del depósito bajo de gasolina en el coche. En ese momento, por nuestro bien, o eso cree el mecanismo central de supervivencia, nos protege para evitar que sigan cayendo los depósitos de grasa de forma rápida.
Más hambre porque estamos vaciando los depósitos de grasa
La sensación de hambre se altera por señales de las hormonas que regulan el apetito y la saciedad: la leptina y la grelina. Una dieta muy restrictiva hace que aumente nuestro apetito para que busquemos y obtengamos los alimentos que necesitamos.
Estas hormonas están correctamente reguladas cuando nos nutrimos con alimentos saludables y no realizamos dietas estrictas. Si incumplimos una de las dos, el hambre y la saciedad se alterarán, y con ello el objetivo de perder peso.
Al ingerir una dieta demasiado restrictiva en calorías nuestro cuerpo demandará alimento. Es su manera de decirnos que debemos darle nutrientes, al igual que se activa la sensación de sed cuando ya llevamos mucho tiempo sin ingerir agua.
Si nuestra dieta, ya sea porque queremos perder peso o no, está llena de ultraprocesados nuestro apetito se alterará. Un producto ultraprocesado no genera la misma cascada de mecanismos que sí hace un conjunto de alimentos como salmón con verduras.
Habrás notado que puedes ingerir miles de calorías con ultraprocesados, pero que no eres capaz de hacerlo con alimentos naturales. Los ultraprocesdos se saltan los caminos de la saciedad, y por ello deben ser excluidos de cualquier dieta.
Tenemos que crear más déficit de calorías para lograr lo mismo
Cada persona tiene un metabolismo basal del que dependen las funciones vitales que nos mantienen vivos: respirar, pulsaciones, órganos... Si un día te despiertas y no te mueves de la cama hasta que te vuelves a acostar por la noche habrás gastado la energía de tu metabolismo basal.
El problema llega cuando nuestro jefe, el controlador central (principalmente el hipotálamo) ejecuta la orden de disminuir la energía de ese metabolismo basal para protegernos de "morir". Si al inicio consumíamos 2.000 calorías y perdíamos peso, ahora, aunque comemos las mismas calorías, no lo hacemos.
Para solventar el problema ahora tendremos que comer menos o hacer mas actividad física, aunque hay otras opciones más eficaces, sobre todo a largo plazo. Cuando esto ocurre de forma cíclica puede darse el fenómeno conocido como tumba metabólica.
Cada vez comeremos menos, intentaremos compensarlo haciendo más actividad, pero no seremos capaces de bajar de peso. Ese estado es el que describe la tumba metabólica en el que hemos "dañado el metabolismo" haciendo que tenga un gasto de energía muy bajo respecto al que tenía cuando iniciamos la dieta.
Todo eso ocurre durante la pérdida de peso, imagina lo que sucede cuando queremos mantenerlo
Llegado el momento, después de haber perdido los kilos que queríamos, llega el momento de volver a "la vida normal". El problema llega cuando nuestro set-point o peso de referencia sigue siendo el que era, y ahora nuestro gasto de energía vital es mucho más bajo que antes.
Esta mezcla de acontecimientos son los causantes de que gran parte de las personas que pierden peso luego no consigan mantenerlo (solo el 25% lo consiguen). Nuestro cuerpo intentará llevarnos a nuestro peso de referencia anterior y si ha sido una dieta muy prolongada nuestro metabolismo basal estará por los suelos.
Cómo perder peso a lo largo del tiempo y mantenerlo después
Cuanto más brusca sea la dieta, más alarma se crea y antes fracasamos
Como el cuento de la liebre y la tortuga, no llega a la meta antes quien más rápido sale, sino quien va cumpliendo pasos, aunque sean lentos. Si perdemos peso rápido de forma brusca nos encontraremos muy pronto con un aumento de hambre y con una mayor dificultad para perder peso, aun comiendo lo mismo.
La dieta ideal es una alimentación que nos sacie en cada comida y que no nos de hambre en ningún momento. Si tenemos un exceso de hambre es porque la dieta es muy restrictiva. Diferente situación es que tengamos ganas de un ultraprocesado. Eso no es por el hambre, es porque este tipo de alimentos pueden generar "adicción".
Ve cambiando poco a poco, como la tortuga, tus hábitos alimentarios. Piensa que tienes que adaptar la dieta a tu estilo de vida, y no al revés. Los humanos necesitamos comer toda la vida, por lo que no tiene sentido hacer una dieta durante un tiempo, y abandonarla después.
El hábito crea al monje, y crear tu propia dieta semana a semana hará que aprendas a comer el resto de tu vida. Esa es la única forma de no recuperar el peso perdido después de un proceso de adelgazamiento.
Rompe la dieta: comidas trampa, días trampa y semanas de descanso
En este artículo de Vitónica explicamos que se pierde el mismo peso, pero se tiende a recuperar menos, si realizamos momentos de rupturas de dieta. Se puede hacer en una comida con amigos, un día de barbacoa o unas vacaciones.
Volvemos a recalcar que no podemos estar sujetos a una restricción severa de energía ni alimentos. Con el paso del tiempo cada vez necesitaremos menos esas rupturas de dieta, pero es preferible que tomes descansos de dieta de incluso una semana de duración cada cierto tiempo.
Esta recomendación que puede parecer una locura, hará que esos sistemas que nos controlan sean más "permisivos". De esta forma podremos evitar, o al menos reducir, el descenso del metabolismo basal y el hambre.
Mensaje para llevar a casa
La pérdida de peso es una carrera de fondo, tanto, que nos llevará toda la vida lograrlo y mantenerlo. Muchas personas lo toman como un esprín porque el verano se acerca, celebran su boda o cualquier situación a meses vista.
Hacer las cosas con prisas sin tener en cuenta que nuestro cuerpo va a poner mucho de su parte por complicarnos la pérdida de peso, no hará más que frustrarnos e ir encadenando abandono de dieta tras abandono.
Dos son los principales escollos que hay que superar a la hora de perder grasa: el set-point y el descenso del metabolismo basal. Una dieta adecuada y momentos en los que dejemos de estar en déficit energético con comidas trampa o semanas de descanso de dieta serán los grandes aliados a la hora de adelgazar, y sobre todo, para mantener el peso perdido.
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