La gran mayoría de padres privan a sus hijos del deporte cuando obtienen malas calificaciones académicas. En lugar de ello los inscriben a clases de refuerzo para mejorar en esas asignaturas atrasadas. ¿Y si el mismo deporte ya les ayudase a mejorar su rendimiento cognitivo y con ello su rendimiento académico? Existe amplia evidencia sobre los efectos positivos de la actividad física sobre la mejora en las funciones cognitivas en niños y adolescentes.
Una revisión sistemática y metanálisis publicada recientemente en la revista British Journal of Sports Medicine se suma a toda esa evidencia científica. Hablamos del nivel más alto de evidencia científica publicado en la revista número uno de ciencia deportiva.
¿Por dónde empezar?
Los colegios e institutos son los centros donde los niños y adolescentes pasan la mitad de su tiempo de vigilia, eliminando las ocho horas de sueño. Las clases de Educación Física son un primer paso para aumentar la cantidad de actividad física diaria.
¿Y qué horas eliminamos: matemáticas, inglés, lengua...? Podría ser más eficaz introducir una hora diaria de Educación Física en lugar de otras asignaturas ya que potenciaría lo aprendido y favorecería una serie de mecanismos que harían que el estudiante tuviera mejores funciones cerebrales.
Un símil puede ser estudiar de lunes a domingo o dejar desde el sábado a medio día hasta el lunes libre para despejarse. ¿Cuál es más eficaz? ¿Son todas las horas de estudio válidas por igual? Quizá más que horas perdidas deberíamos considerarlas horas invertidas.
De primera mano
En una intervención en la que participé evaluamos si realizando un HIIT en los breves descansos entre clases, en lugar de permanecer sentados esperando al nuevo profesor o la nueva clase, se mejoraba el rendimiento matemático, lingüístico, memorístico y otros.
Apenas cuatro minutos de actividad física entre cada clase, unos 20 minutos diarios, mejoraba resultados en la clase siguiente, especialmente en las últimas horas de la mañana cuando el alumno se encuentra mentalmente más agotado.
Aplicación práctica
El movimiento y la actividad física agilizan los procesos cerebrales. Ya lo dijo Henry Ford: comienzo a andar y las ideas llegan por arte de magia a mi cabeza. Es por ello que sería interesante poner como "hora de estudio" el tiempo que se pasa realizando cualquier deporte, o simplemente jugando.
En varias comunidades autónomas ya se ha instalado la tercera hora de Educación Física, aunque aún dista de la cantidad de movimiento que un niño o adolescente necesita. Mientras tanto deberemos castigarlos "con jugar" cuando saquen malas notas.
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Imágenes | iStock, Pixabay, Unplash
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