Piénsalo bien. Normalmente te acabas liando en el trabajo y sales más tarde de lo normal, además llegas cansado a casa y te toca preparar la cena para el día siguiente. La mayoría de las veces no vas al gimnasio porque has tenido un mal día y te encuentras agotado.
¿Y si vamos por la mañana nada más empezar el día? Hay que madrugar, sí, pero nada va a impedir que faltes a tu entrenamiento. Sé hay personas a las que les cuesta más adelantar el despertador por eso hoy vamos a ver siete trucos para hacerlo más llevadero.
Prepara tu ropa el día anterior
Incluso, ¡acuéstate con la ropa de entrenar puesta! Es importante que cuando te levantes por la mañana nada te vaya a impedir ir al gimnasio. Deja el bolso listo, cerca de la puerta, y cuando suene el despertador simplemente te lavas la cara, los dientes y a entrenar.
Créeme, cuantas menos preguntas tengas que hacerte a la hora de ir al gimnasio menos opciones de faltar al entrenamiento.
Aleja el despertador de la cama
La tentación para pulsar el botón de posponer una y otra vez es muy grande sobre todo al principio. Un truco que me ha funcionado muy bien a mi es el de poner el despertador, o el móvil, en el salón. Desde la cama lo escucho, me despierta, pero si quiero apagarlo tengo que levantarme sí o sí.
Cena ligero
Es importante, sobre todo si quieres madrugar, hacer una cena ligera y no muy tarde. Si cenas pronto y ligero dormirás mejor y te levantarás con más energía. Si la cena es demasiado contundente, cuando te levantes por la mañana estarás cansado y tienes más posibilidades de saltarte el entrenamiento.
Deja el desayuno listo o no desayunes
Al igual que en el punto del bolso en este caso es importante que no tengas que ponerte a preparar el desayuno tan pronto por la mañana así que directamente puedes dejarlo listo o, por que no, saltarte el desayuno o dejarlo para después del entrenamiento.
Piérdele el miedo a ayunar, no hay ningún problema en hacerlo, podrás entrenar con la misma intensidad y no perderás masa muscular ni nada por el estilo.
Apúntate a una clase
Aunque no lo creas la mayoría de los gimnasio tienen clases colectivas desde las siete de la mañana el simple hecho de comprometerte y apuntarte a una de estas clases hará que pienses menos por las mañanas.
Otra opción muy buena es quedar con un amigo para entrenar por las mañanas. ¿No vas a dejar a tu amigo tirado? ¡verdad!
El café es tu aliado
El café te ayudará a despertarte y aportarte algo de energía que te va a venir bien sobre todo los primero días. Usa el café a modo de pre-entreno nada más salir de casa. Estoy seguro de que lograrás entrenar con la misma intensidad de siempre.
Conviértelo en una rutina
Hazlo de tal forma que no tengas que hacerte ninguna pregunta al acostarte ni al levantarte. Si entrenas todos los lunes, martes, jueves y viernes, por ejemplo, configura la alarma para que suene todas las mañanas desde ya y asegúrate de irte pronto a la cama la noche anterior.
Con el paso de los días estoy seguro de que te levantarás sin ningún problema y llegará un momento en el que no te supondrá ningún esfuerzo extra.
Este artículo fue originalmente publicado por Víctor Falcón en abril de 2018 y ha sido revisado para su republicación.
Imágenes |iStock, Daniel Hoherd, Faruk Ateş, Clint Gardner, Stewart Butterfield, Maite Pons, Nottingham Trent University, daicristóbal y Chris Yarzab
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