Esguince de tobillo y escayola: no, gracias

Muchos de nosotros hemos sufrido, desafortunadamente, lo que supone hacerse un esguince de tobillo. En la época en la que yo me lesioné, hacerse un esguince suponía escayola, algo que te tenía inmovilizado 3-4 semanas, con la consecuente pérdida de masa muscular y de funcionalidad del tobillo.

Hoy, los expertos son más reticentes a la inmovilización. Hay razones de peso para no inmovilizar el tobillo en el proceso de recuperación, tal y como vemos en el video. La de la cicatrización caótica del ligamento es muy llamativa y explica la baja calidad de movimiento que se solía tener una vez quitada la inmovilización con escayola, debido a ese callo cicatricial.

Un vendaje funcional en la actualidad sustituye a esa inmovilización tan frustrante. Un vendaje funcional va a permitir que sigan llegando estímulos al ligamento, haya cierta tensión y éste cicatrice de la forma más óptima posible. Además, la articulación y los músculos implicados no pierden tanta funcionalidad.

En definitiva, con un vendaje funcional y olvidándonos de la escayola, el ligamento va a cicatrizar mejor y no vamos a perder propiocepción ni tanta funcionalidad en la articulación del tobillo.

Yo, desde luego, si ahora me hiciese un esguince, impediría por todos los medios que me lo escayolaran en caso de que algún profesional lo indicara. Aunque todavía se hace, son los menos los que recurren a la escayola y apuestan por el vendaje funcional para una recuperación más completa.

Por supuesto, aquí hablamos de esguinces leves o de desgarros, grado uno y dos, no de roturas. En cualquier caso, siempre hay que recurrir a un profesional, él sabrá bien cómo tratarnos.

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