Aunque el sodio tiene su lado positivo en el organismo, sabemos que en la actualidad su consumo es excesivo y supera con creces las recomendaciones diarias. Por lo tanto, debemos entender que las consecuencias del exceso de sodio van más allá de la hipertensión arterial y así, tendremos más de una razón para controlar su ingesta.
El consumo en exceso de sodio puede desencadenar más allá de hipertensión arterial y problemas cardiovasculares asociados por su efecto vasoconstrictor y sobre la retención de líquidos:
Problemas gástricos: un excesivo consumo de sodio en la dieta se ha asociado a mayor incidencia de gastritis y de úlceras de estómago, así como también, un alto contenido de sodio en la alimentación se ha visto con más frecuencia en quienes tienen cáncer de estómago.
Problemas óseos: el exceso de sodio incrementa la excreción urinaria de calcio, por lo tanto, su consumo en exceso a largo plazo se ha vinculado a mayor incidencia de osteoporosis
Problemas renales: una sobrecarga de sodio en el organismo genera un esfuerzo extra para el riñón quien debe eliminar desechos y reabsorber así como excretar sodio, por lo tanto, un excesivo consumo de sodio en el tiempo puede afectar los riñones.
Problemas estéticos: dado su efecto sobre la retención de líquidos, el excesivo consumo de sodio dificulta la circulación sanguínea y puede propiciar el desarrollo de problemas estéticos, tales como mayor incidencia de edemas, de várices y arañitas así como de ojeras y celulitis.
Por supuesto, la hipertensión arterial no es razón menor para cuidar la ingesta de sodio, pero aquí vemos que las consecuencias del exceso de sodio van más allá de esta condición, por lo tanto, resulta importante reducir su presencia en la dieta.
Imagen | Wikimedia
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