La ingesta alta de proteínas se ha asociado sin fundamento con un efecto nocivo en los riñones. ¿Qué dice la ciencia sobre ello?
"Hijo mío, no te tomes los polvos esos que no son buenos para los riñones". La proteína está demonizada, ya sea en polvo o en las dietas altas en proteína, porque se le atribuye efectos nocivos sobre la salud de los riñones. Como suele pasar con muchas cosas en nutrición, esta asociación no es más que un mito, hablando siempre en la ingesta por personas sanas. No es la proteína la que puede causar daños en los riñones, ni las grasas ni los hidratos son los malos de ninguna película, sino la calidad de los alimentos que las contienen. De esta forma, podremos ingerir dietas altas en proteína de calidad porque son los alimentos insanos y los malos hábitos los que generan los problemas de salud.
Nutrición, proteínas y riñones
Se sabe que los hábitos alimentarios afectan metabólicamente las funciones de numerosos órganos, incluidos los del riñón. Los hábitos nutricionales a largo plazo pueden contribuir de manera relevante a la insuficiencia renal al modular los factores de riesgo de la enfermedad renal crónica, como la hipertensión, la hiperglucemia y la obesidad.
Dentro de los nutrientes estudiados en su efecto sobre los riñones, las proteínas han sido demonizadas durante décadas, y siguen estándolo, a pesar de no existir hallazgos concluyentes sobre las posibles consecuencias a largo plazo de consumir habitualmente dietas altas en proteínas para la salud renal en sujetos con función renal normal.
Para estudiar si la ingesta diaria elevada de proteínas tiene un efecto en la función renal, se utilizan diferentes mediciones como la albúmina presente en la orina y la tasa de filtración glomerular, entre otras. En base a ello, se pueden determinar si consumir proteínas es bueno, malo o no tiene efecto alguno en los riñones.
¿Qué dice la ciencia sobre la ingesta de proteínas y su efecto en los riñones?
Una revisión general de revisiones sistemáticas, el grado más elevado de calidad científica, publicada en European Journal of Nutrition concluyó que no hay evidencia convincente del efecto negativo del consumo diario de proteínas en los riñones, incluso con una ingesta superior a las recomendaciones dietéticas.
Dentro de las limitaciones de esta afirmación está la duración de los estudios que suele ser de corto plazo. En cualquier caso, aún muchas personas toman como recomendación dietética la ingesta de 0,8 gramos de proteína por kilo de peso, cuando sabemos de manera consistente que es necesaria una ingesta mayor para el mantenimiento de la masa muscular.
Eso nos lleva a la duda respecto a qué es una dieta elevada de proteínas y qué no lo es. Las pautas nutricionales sitúan en torno a los 1,4 gramos de proteína por kilo y peso el valor mínimo de proteínas que una persona sana debe consumir para evitar la degradación muscular.
Si además la persona es deportista, esos valores pueden aumentar en función del objetivo, ya que un culturista necesita moverse en un rango de 1,6 - 2,2 gramos de proteína por kilo de peso para mejorar su masa muscular. Un deportista de fondo no necesita llegar a niveles tan altos, pero sí superar los 0,8 gramos por kilo de peso que aún se recomiendan en algunos casos.
Un salmón nórdico es rico en proteína y un cerdo de granja también lo es
Los efectos de las dietas ricas en proteínas sobre la salud y la longevidad de los riñones se ha estudiado ampliamente. En este estudio publicado en la Revista Americana de Nefrología se citan estudios y datos obtenidos desde 1928 en los que se veía en modelos animales cómo afecta la proteína al flujo sanguíneo a los riñones.
En él se dan razones fisiológicas complejas por las que esto ocurre, pero casi todos en animales y con dietas muy altas en proteína y bajas en hidratos, como la dieta cetogénica. Como en cualquier aspecto nutricional, no es la ingesta de proteínas la que puede generar un problema renal, sino el alimento que las contiene.
Si la dieta alta en proteína viene de comer carne procesada con patatas fritas nada tendrá que ver con la misma cantidad de proteínas obtenidas de salmón noruego con verduras. A su vez, una persona sedentaria debe llevar un tipo de dieta diferente a una persona deportista.
Más sentido común y menos mitos de bar
Esa es la razón por la que en la literatura existen artículos extremos en los que las personas consumían 3,4 g/kg/d o 4,4 g/kg/d sin obtener efectos adversos. ¿Significa eso que me puedo inflar a batidos de proteínas? No, porque no tiene sentido hacerlo.
Lo que indica la falta de evidencia científica que muestre que la ingesta de proteínas tiene probables efectos en los riñones es que puedes llevar a cabo una dieta rica en proteínas basada en alimentos de calidad. A la proteína debe acompañarle siempre buenas fuentes de hidratos de carbono y grasas saludables.
En cualquier caso, si una persona tomándose su tercera cerveza te dice que las proteínas tienen efectos nocivos para el riñón puedes mirarlo y decirle que eso no está demostrado, pero que sí se sabe el alcohol de esa cerveza sí que puede producir daños en el riñón a largo plazo.
Una persona que toma una baja cantidad de proteínas, no entrena, que bebe alcohol y que tiene una dieta de mala calidad será más propensa a tener algún tipo de afección renal que otra persona que toma muchas proteínas llevando hábitos saludables.
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Imágenes | Travis Yewell (Unsplash), Brooke Lark (Unsplash), Jamie Brown (Unsplash), Marco Verch (Flickr)
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