Una casa construida con materiales defectuosos tarde o temprano se derrumbará. Nosotros estamos construidos de nuestros hábitos diarios. De ellos depende nuestra casa, nuestro cuerpo. Si esos hábitos son saludables contaremos con hormigón, vigas y ladrillos de calidad sobre los que se sustenta nuestra salud. Por el contrario, unos hábitos insalubres pueden estar poniendo en peligro nuestra salud poco a poco. ¿Cuáles son esos hábitos? Te lo contamos.
Hábitos nutricionales que ponen en peligro nuestra salud
No cumplir con la recomendación de cinco porciones de verdura y fruta
Las personas se podrían dividir en tres grupos: las que no consumen ni fruta ni verdura; las que consumen fruta, pero no verdura; las que consumen fruta y verdura. El último grupo es el más saludable, pero hay muchas personas que se encuentran en el segundo, creyendo que tomando fruta como postre o entre horas en suficiente.
La recomendación actual establece que el mínimo saludable es consumir cada día tres porciones de verdura y dos de fruta. ¿Lo cumples? Si no lo haces, están cumpliendo el primer hábito que pone en riesgo tu salud al no aportar a tu cuerpo la cantidad suficiente de fibra, vitaminas y minerales.
Crononutrición: alterar nuestros ritmos circadianos ingiriendo comida muy tarde
Cada uno de nosotros tiene un reloj interno que activa y desactiva diferentes mecanismos, como puede ser liberar melatonina para ayudarnos a dormir, o activar el metabolismo para digerir alimentos. Por la noche nuestro metabolismo no es tan eficaz para realizar digestiones, como sí lo es durante el día.
Evolutivamente estamos acostumbrados a vivir de día y descansar de noche. Actualmente solemos cenar tarde, más aún en países como España, pero incluso después de cenar tendemos a picar algo mientras visualizamos una película o serie. Eso altera nuestro ritmo circadiano, y puede afectar a nuestra salud a medio y largo plazo.
Tabaco, alcohol y azúcar añadido
El tabaco, el alcohol y el azúcar son tres hábitos que están asentados en nuestra sociedad y que, a pesar de conocer que no son saludables, no hacemos mucho para reducirlos y evitarlos. Eliminarlos de nuestro día a día supone una gran reducción del riesgo de sufrir enfermedades como cáncer de pulmón, cáncer de hígado o diabetes tipo 2, entre muchas otras.
Hábitos físicos que ponen en peligro nuestra salud
Sedentarismo: la silla mata
Las profesiones son cada vez más sedentarias, a lo que se añade la falta de actividad física en el resto del tiempo libre. Conducimos nuestro coche o vamos en el transporte público hacia el trabajo, permanecemos durante unas ocho horas sentados y volvemos a casa igual que hemos ido.
Pasar más de seis u ocho horas al día sentados aumenta el riesgo de morbilidad y mortalidad por todas las causas. La actividad física contrarresta ese aumento del riesgo, más a medida que nuestra cantidad de movimiento el resto del tiempo es mayor.
Caminar y nada más
Hace varios años se puso como objetivo diario caminar 10.000 pasos al día para obtener beneficios en nuestra salud y reducir los efectos secundarios del sedentarismo. ¿Y el trabajo de fuerza? ¿Y el trabajo de mayor intensidad? Para cuidar de nuestra salud al completo es necesario realizar los tres: moverse durante el día, entrenar fuerza y hacer entrenamientos de mayor intensidad.
Tomar como objetivo genérico caminar o movernos 10.000 pasos al día debe ser la base de la pirámide, no la pirámide completa. Debemos completarla con entrenamiento de fuerza y de más alta intensidad. Ocurre la misma situación al revés, si solamente nos movemos durante la hora del entrenamiento seremos personas sedentarias que entrenan.
No progresar en el entrenamiento
Nuestro cuerpo es tremendamente adaptable a los estímulos. Ya lo dijo Darwin: sobrevive aquel que se adapta mejor. Esta nivel de adaptabilidad nos ha venido bien evolutivamente, pero mal a nivel de entrenamiento y mejoras en la salud.
Los entrenamientos deben ser cada vez más exigentes en una de sus variables: entrenar más series, entrenar más intenso, levantar más peso, entrenar más veces... Hacer siempre lo mismo proporcionará un estímulo interesante en nuestro organismo, pero no generará los mismos beneficios que si vamos aumentando la exigencia.
Hábitos generales que ponen en peligro nuestra salud
No dormir las horas necesarias y no tener una hora de ir a dormir
Tenemos un despertador que nos indica la hora a la que tenemos que despertarnos, pero ninguno que nos avise cuando ha llegado el momento de ir a dormir. Es interesante para conciliar mejor el sueño tener una rutina cuando vamos a la cama, ya que irá preparándonos para acortar el tiempo que pasa desde que nos acostamos hasta que nos quedamos dormidos.
Cuando ponemos el despertador nos indica el número de horas que faltan hasta que suene. Lo ideal es dormir no menos de siete horas y no más de nueve. Ese es el rango que permite a nuestro cuerpo resetearse cada noche y reducir el riesgo de alteraciones de salud, especialmente a nivel cerebral.
Pasar por alto las pruebas de control de salud según la edad
Los coches tienen que pasar revisiones cada cierto tiempo para ver que todo está correcto, o si hay algo que modificar. Enfermedades como cáncer establecen también unas revisiones preventivas según la edad que son interesantes no dejar pasar.
Una detección precoz ayuda enormemente a tratar la enfermedad, aumentando considerablemente la tasa de supervivencia. Pasar por alto estas revisiones preventivas ponen en peligro nuestra salud.
No utilizar protector solar
El protector solar nos evita de quemaduras, y alejarnos de las quemaduras reduce el riesgo de enfermedades de la piel como el cáncer de piel, entre otros muchos. En los días de verano se hace más importante aún, pero no deja de ser importante en días menos calurosos en los que vayamos a estar expuestos durante un periodo prolongado a la radiación solar.
Utilizar analgésicos y sedantes cuando no es necesario
La automedicación pone en riesgo nuestra salud y la de generaciones venideras. Fármacos como el ibuprofeno necesitan ya de receta médica (no en todas sus variantes) puesto que consumido de forma frecuente y excesiva puede producir daños en algunos órganos como el estómago.
El exceso de antibióticos cuando no son necesarios altera la constitución de nuestras bacterias y puede crear resistencia en generaciones futuras. Su uso es vital en muchos casos, pero no en muchos otros. Abusar de ellos puede poner en riesgo su utilidad en futuras generaciones.
Quedarnos con el bañador mojado durante mucho tiempo
Ya es verano en todo el hemisferio norte y con él llegan los días de playa y piscina. Es común darnos un baño para refrescarnos e irnos a comer al chiringuito con el bañador mojado, o darnos un baño cuando ya el sol no es tan fuerte como para secar nuestro bañador.
Es recomendable llevar un bañador o ropa interior de recambio en esos casos, ya que estar mucho tiempo con la ropa de baño mojada puede producir cistitis: una infección urinaria.
Hábitos de pensamiento que ponen en peligro nuestra salud
Pensamiento negativo, alto estrés y ansiedad
Los pensamientos pagan alquiler, no viven gratis. Cada pensamiento produce una emoción positiva o negativa. Esa emoción desemboca una acción que puede ser acertada o equivocada. La acción realizada genera un resultado y ese resultado da como consecuencia una creencia o hábito. Ese círculo no para nunca y vuelve a comenzar con esa creencia o hábito que provoca un pensamiento, emoción, acción y resultado.
Por esta razón nuestros pensamientos no son gratis y conducen nuestra vida. El estrés y la ansiedad forman parte de ese bucle en el que cada vez nos estresamos más y pasamos por momentos de mayor ansiedad. La salud mental se ve claramente afectada por ello, y también la salud física porque las acciones derivadas de ello pueden ser dañinas para nuestro cuerpo.
Abusar de las redes sociales
En el libro "Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato" exponen que hace no mucho más de una década nosotros podíamos comparar nuestro físico y nuestra vida con la de nuestros vecinos y las personas que aparecen en televisión.
Hace alguna década más solamente podíamos compararnos con nuestros vecinos. Sin embargo, si estás leyendo esto desde tu móvil tienes en la mano un aparato en el que con un deslizamiento de dedo te puedes comparar con la persona más rica del planeta, la persona que ha ganado el último certamen de belleza mundial, y así con cada uno de los aspectos de nuestra vida.
Más allá de la adicción que pueden generar las redes sociales, si tenemos tendencia a compararnos y pasarlo mal por ello, puede ser necesario alejar ese foco de nuestro estilo de vida, por el bien de nuestra salud mental.
Permanecer en relaciones tóxicas
Una relación de pareja, familiar o de amistad debe sumar, y a poder ser multiplicar. Si te resta, aunque no solemos verlo, afecta a nuestra salud mental, física y social. Una relación tóxica puede empeorar los tres niveles de salud poco a poco y sin darnos cuenta.
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