La demanda de alimentos crece a medida que aumenta la población. Si le añadimos el elevado consumo de carne por habitante, y el impacto climático que eso conlleva por los gases de efecto invernadero, entre otras cosas, se ve claramente que es necesario un cambio en los hábitos alimenticios. ¿Y si cambiamos la carne por el pescado? Una reciente investigación muestra que es una opción más que recomendable.
"¿Va usted a tomar carne o pescado?"
Cambio verde y cambio azul
El cambio verde consiste en cambiar el consumo de alimentos basados en animales terrestres (carne de res, cerdo, pollo...) por alimentos de origen vegetal (legumbres, cereales, frutos secos...). El cambio azul es el cambio de los animales terrestres por los productos del mar como pescados y mariscos.
Ese reemplazo de alimentos de origen animal por animales marinos tiene un impacto positivo en la salud y en medio ambiente. Una nueva investigación publicada en Communications earth & environment, de la prestigiosa Nature, ha demostrado cómo los productos del mar tienen nutrientes más interesantes e impactan menos en el cambio climático que las carnes de animales terrestres.
Su conclusión es clara: los productos del mar son una fuente de alimentos altamente nutritivos con un impacto climático relativamente bajo. Por lo tanto, modificar la dieta para introducir pescados y mariscos en lugar de carne disminuirá la emisión de gases efecto invernadero con el mismo o mejor valor nutricional. Remarcable es que la carne roja es la peor opción para nuestra salud y el impacto climático.
Hay pescados y mariscos que son mejores que otros
La citada investigación ha identificado cuáles son las especies que brindan la mayor cantidad de nutrientes en general con la menor cantidad de emisiones, así como aquellas que aportan el menor valor nutricional con el costo climático más alto.
En concreto los salmónidos salvajes (salmón rosado y rojo), las especies pelágicas pequeñas (arenques, caballas y anchoas) tienen las emisiones de gases efecto invernadero más bajas por índice de densidad de nutrientes. Los bivalvos de cultivo (ostras, mejillones) muestran unos niveles de puntuación intermedios, por lo que también son recomendables.
El pescado blanco (pescado baja en grasa) también es interesante que sea añadido a la dieta, pero no tiene las grasas saludables que sí tiene el pescado azul. El pescado denominado azul cuenta con un extra de ácidos grasos que son enormemente recomendables de consumir.
Para cuidar nuestra salud y la del planeta, lo ideal sería llenar la dieta de alimentos muy nutritivos y poco contaminantes. Diferentes tipos de salmón, los arenques, la caballa y las anchoas son una excelente opción, que podemos completar con unos mejillones. Esos son los alimentos que están en la parte más alta de la lista recomendada por la nueva investigación publicada en Communications earth & environment.
Existen otras fuentes de pescado azul como las sardinas y el atún que complementan perfectamente la ingesta de pescado azul. El pescado blanco y otros mariscos también serán fuente rica en proteínas y micronutrientes como vitamina D, vitamina B12, selenio, yodo, hierro, zinc y fósforo.
Mensaje para llevar a casa
Cada vez somos más habitantes en el planeta Tierra, y eso significa que necesitamos más comida. Cambiar la elevada ingesta de carne de res, cerdo y aves por pescado y mariscos, además, por supuesto, de alimentos de origen vegetal, beneficiará a nuestra salud y a la del planeta.
Pescados muy nutritivos y poco contaminantes como el salmón, los arenques, las caballas y las anchoas son excelentes fuentes de proteína. Otros pescados azules como el atún o las sardinas, además de mariscos como los mejillones también serán útiles para reducir la ingesta de carne.
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