La obesidad es mucho más que "comer menos y moverse más". Las personas con obesidad, que cada vez aumentan su número a nivel mundial, tienen mal regulados los mecanismos que controlan el apetito y del gasto de energía. La leptina, como hormona principal que se encarga de ello, no funciona de igual manera en una persona obesa que otra persona sin exceso de grasa. Un nuevo descubrimiento promueve la actividad de la leptina, y con ello, la pérdida de peso.
Obesidad: el problema está en el interior
Mantener unos niveles adecuados de grasa corporal no es nada fácil en el estilo de vida actual. En países como Estados Unidos la prevalencia de obesidad en adultos es del 42%, sin entrar en personas con sobrepeso que es un nivel inferior de acumulación de masa grasa.
Como poner barreras al mar, los investigadores tratan de encontrar métodos eficaces, y sobre todo aplicables, para reducir esas cifras desorbitadas. Sabemos que una dieta adecuada y la cantidad correcta de actividad física es la parte principal que debemos cumplir para reducir la masa grasa y mejorar la salud, pero si ya lo sabes y las personas con obesidad siguen aumentando, algo falla.
La célebre revista Nature Metabolism publicó hace unos días una investigación sobre la leptina, que es la hormona reguladora del apetito y del gasto energético. Han observado con ratones que una proteína denominada Grb10 estimula la actividad cerebral de la leptina.
Papel de la leptina en la obesidad
La leptina, si funciona correctamente, se encarga de regular nuestro peso corporal. El tejido graso es el que se encarga de producirla para hacerle saber al cerebro si hay gran cantidad de grasa acumulada o no. Cuando el cerebro tiene esa información actúa en consecuencia regulando el apetito y el uso de energía.
Si nuestras reservas de grasa son bajas, nuestro cerebro disminuye el uso de energía y aumenta el apetito. Gracias a ese mecanismo estamos hoy aquí como especie, ya que a nivel evolutivo la leptina nos enviaba a recolectar, pescar y cazar para aumentar los depósitos de grasa y sobrevivir, y ahorraba energía cuando la grasa acumulada era poca.
Esa es la razón por la que la leptina ha sido ampliamente estudiada en la literatura científica como un enfoque terapéutico para tratar la obesidad. A simple vista la intervención estaba clara: si la leptina aumenta el gasto de energía y suprime el apetito, ¿qué ocurre si se administra leptina a las personas obesas con un suplemento?
Resistencia a la leptina
La ingesta de leptina en forma de suplemento es ineficaz en la mayoría de los casos de obesidad desarrollada por la dieta. Estas personas desarrollan resistencia a la leptina, lo que hace que aunque el nivel de esta hormona sea alto, no se suprima el apetito ni se regule el gasto de energía.
¿Y si en lugar de la leptina como tal, existe una proteína que promueva la actividad de dicha hormona? Ese es el principal hallazgo de los investigadores del artículo de Nature Metabolism: descubrimos que Grb10 promueve la actividad de la leptina. Grb10 se une al receptor de leptina en las neuronas y esa unión ayuda a disminuir la ingesta de alimentos y aumentar el gasto de energía.
Grb10: la proteína a no perder de vista
El grupo de investigadores observó que cuando se aumentaba el nivel de Grb10 en ratones los animales comieron menos, aumentaron el gasto de energía y perdieron peso. Cuando se eliminó Grb10 en las neuronas específicas los ratones comieron más, redujeron el gasto de energía y aumentaron de peso.
Esta observación abre la puerta a otras investigaciones sobre su uso para mejorar el estado de ánimo y otros estados emocionales, puesto que la leptina también es reguladora de los mismos. Mientras tanto, la estrategia fundamental es progresar poco a poco hacia una mejor dieta y un aumento de actividad física, ambas estrategias garantizan la pérdida de peso, mejora del estado de ánimo y alejamiento de enfermedades.
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