La primavera es la puerta del verano y también de las alergias. Solo quien tiene alergia sabe lo limitantes que son sus efectos (irritación, picazón, estornudos y fatiga general), más aún si le añadimos actividad física. La paradoja es que esa mismo ejercicio físico puede ayudarnos a contener los síntomas, pero debemos entrenar de forma segura.
El problema lo encontramos cuando salimos a entrenar al aire libre animados por el clima y, como dice la frase, es peor el remedio que la enfermedad. La solución fácil es entrenar en lugares cerrados, bien climatizados y purificados. Pero podemos entrenar de forma segura, tanto en espacios abiertos como cerrados, teniendo en cuenta diferentes claves.
Aspectos a tener en cuenta para realizar ejercicio físico si cursamos alguna alergia relacionada con el aire
Conoce tu entorno y programa tu entrenamiento en las mejores horas y días
Si eres asiduo a practicar deporte al aire libre, ya sabrás en qué zonas se dispara tu alergia, y en qué otras no tienes síntoma alguno. Como jienense, si tuviera alergia al polen del olivo, claramente no podría salir a correr por los caminos llenos de olivos que inundan mi provincia. Pero podría practicar running por algún parque interior del municipio con muchos menos síntomas.
También puedes buscar cuál es el nivel del alérgeno que te afecta en el aire, como el polen, en páginas como www.weather.com o www.polenes.com, y programar días y horas donde existan niveles más bajos.
Por ejemplo, las primeras horas de la mañana suelen ser las horas pico de polen, mientras que las últimas horas del día suele haber menor problemas en este tipo de personas alérgicas.
Para nuestra seguridad es recomendable evitar el entrenamiento al aire libre si los niveles de alérgenos son muy altos, o esperar a otras horas donde la concentración sea menor. En el caso de tener que entrenar sí o sí a la hora donde los niveles son muy altos, es preferible escoger un entorno controlado, o cumplir la mayoría de las siguientes claves.
Calienta antes de entrenar
La Academia Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología expone que un calentamiento completo de diez minutos ayudaría a reducir los efectos de la alergia durante el entrenamiento que le sigue.
Por lo tanto si ya es beneficioso el calentamiento para prevenir lesiones y mejorar el rendimiento en la sesión, le añadimos que nos ayudará a combatir los síntomas de la alergia.
Mascarilla, gorra y gafas de sol
Ahora estamos adaptados a la mascarilla, y aunque no hay descenso del rendimiento ni a nivel atlético ni fisiológico, es algo engorroso entrenar con ella. Es una opción para controlar la entrada de alérgenos, como lo es el uso de gafas que impidan la entrada de esas partículas a los ojos.
Una gorra también evitará que el polen se asiente el pelo y nos lo llevemos a casa. Así será más fácil llegar a casa, meter directamente la ropa a la lavadora e ir a la ducha. De esta forma nos aseguramos que no llenamos la casa de alérgenos. Si convives con más personas, es un aspecto muy a tener en cuenta.
Cuidado con la alta intensidad
El Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI) destaca que un ejercicio físico de excesiva intensidad puede agravar los síntomas, en lugar de ayudarnos en su control. Un HIIT exacerba la alergia, y si además tienes alergia es doble golpe.
En función de cómo nos afecte la alergia y donde la realicemos, sí podemos acercarnos a una alta intensidad. Pero lo que seguro nos permitirá ejercitarnos de forma segura es un trabajo de mayor duración y menor intensidad.
Un ambiente limpio y filtrado
Con la pandemia global de COVID-19 se disparó la venta de maquinaria de filtrado y limpieza de posibles partículas dañinas, que son utilizadas en entornos cerrados. Un gimnasio que controla tanto la temperatura como el aire es perfecto para evitar molestias por la alergia.
En un entorno cerrado también podemos huir de los gases de fábricas y de los vehículos, ya que esa contaminación puede favorecer o agravar los síntomas de la alergia, haciendo que nuestro cuerpo reaccione con mayor fuerza a los alérgenos. Entrenar en lugares lejanos a esas fábricas y tráfico también ayuda.
Ejercítate sin temperaturas altas, especialmente en días de viento
Los días calurosos y húmedos hacen que los alérgenos y contaminantes como los de fábricas y coches se encuentran más cerca del suelo. Eso hace que entrenar en días de temperatura elevada aumente la probabilidad de reacciones alérgicas.
Si le añadimos viento a la ecuación se da la tormenta perfecta para que ocurra el peor escenario posible. En estos días debemos considerar entrenar en interior en lugar de al aire libre.
Utiliza un medicamento o tratamiento antes del entrenamiento
Existen diferentes medicamentos y tratamientos disponibles para las alergias que pueden ser aerosoles, antihistamínicos, descongestionantes, etc. Utilizar aquel que el médico nos ha recetado antes de entrenar, siempre que no interfiera en ese entrenamiento, será beneficioso para controlar los síntomas en la sesión.
Aquí podríamos utilizar la famosa frase "más vale prevenir que curar", y aunque no tengamos síntomas antes de salir, puede ser recomendable adelantarnos a ellos y realizar el ejercicio físico sin problemas.
Inspira por la nariz
Realizar inspiraciones por la nariz y espiraciones por la boca puede ayudarnos. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero la nariz sirve de filtro de aire, lo purifica limitando la entrada de alérgenos hacia los pulmones y conductos bronquiales en mayor medida que una respiración por la boca.
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Imágenes | iStock, Pixabay, Unplash
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