Qué significa que una persona interrumpa constantemente una conversación, según los psicólogos

Interrumpir una conversación puede suponer el final de la misma, llevando a un estado de enfado y ruptura en la confianza

"Si habláis todos a la vez aquí no se entiende nada", esa es la frase más repetida en programas de tertulias. Formatos como "59 segundos" han surgido para tratar de que cada persona hable sin ser interrumpida, guardando así el turno de palabra. Si nos llevamos este comportamiento al día a día, todos conocemos alguien que siempre interrumpe las conversaciones, y si no lo conoces, es porque eres tú. ¿Qué significa que una persona interrumpa constantemente una conversación, según la psicología?

"No me interrumpas que yo te he dejado hablar"

La sensación de ser interrumpido genera una mezcla de ira y sensación de falta de respeto que todos hemos conocido alguna vez. En una publicación del New York Times se reúnen los opiniones de varios expertos en psicología para analizar por qué se producen estas interrupciones y cómo lidiar con ellas.

Sensación de superioridad o narcisismo

Las personas que interrumpen constantemente lo hacen porque están acostumbrados a callar a la gente cuando quieren hablar, según Alexandra Solomon, psicóloga del Instituto Familia de la Universidad de Northwestern. Esa sensación de poder o estar por encima de la otra persona otorga la potestad de hablar cuando uno quiere, no cuando la otra personas termina.

Estas personas narcisistas no tienen muy desarrollada la escucha activa, por lo que cuando otra persona habla están pensando lo que van a decir, lo que la otra persona está comentando. Eso hace que suelten su comentario cuando surge sin importar la fase de la comunicación porque no saben realmente lo que se está hablando.

Falta de control de los impulsos

La Dra. Sharon Saline sitúa los trastornos del control como el TDAH detrás de las personas que interrumpen constantemente. Estas personas hablan cuando quieren hablar, de la misma forma que cuando sentimos que queremos contestar a algo que después se nos va olvida con el típico "es que si no te lo digo ahora se me olvida". Aquí entra en juego la función ejecutiva del cerebro que es más difícil de manejar.

La psicóloga Barbara Fredrickson introduce en la falta de control el entusiasmo en la conversación que hace que queramos participar en un tema que nos motiva mucho. Esa emoción mal gestionada nos hace interrumpir una y otra vez. Seguramente te haya pasado cuando alguien va o vuelve de algún viaje en el que tú también has estado.

Cambiar el rumbo o ritmo de la conversación

Otros motivos que llevan a una persona a interrumpir la conversación es porque está yendo por lugares que no le interesan o porque va a un ritmo muy lento para ella. Al interrumpir se toma el control de la conversación, girando el tema o acelerando el ritmo que estaba estancado, bajo su punto de vista.

A interrumpir también se aprende: brecha entre hombres y mujeres

Las personas que aprendieron a interrumpir cuando eran niños, porque lo veían en casa o en cualquier lugar, tienen interiorizado que la comunicación es así. Estas personas no reciben la interrupción como algo negativo, sino como algo propio del intercambio entre locutor y receptor.

En esa línea va el estudio de un grupo de investigadores estadounidenses que comprobaron que los hombres interrumpen un 33% más a menudo a las mujeres que a otros hombres. Está claro que a esto también se aprende y venimos de generaciones en las que el hombre interrumpía y la mujer era interrumpida, eso es lo "común", pero ya sabemos que no es lo "normal".

Lidiar con ello con las personas cercanas

En una relación personal con la pareja, amigos o familiares, Alexandra Solomon propone ir a la raíz del problema y tratarlo fuera del calor de una conversación interrumpida. En lugar de discutir en ese momento en que hemos sido interrumpidos, podemos dejarlo para un momento de mayor relajación en la que se pueda comentar detenidamente.

Ahí se pueden tratar las sensaciones que cada uno tiene cuando se siente interrumpido y proponer una señal que ejecutar cuando vuelva a ocurrir. Por ejemplo, si estamos hablando, ya sea con la pareja a solas o en un grupo, y esa persona cercana nos interrumpe, podemos tocarle el antebrazo o hacer una seña ue entienda lo que acaba de pasar y que ya estaba hablado.

Lidiar con ello en el trabajo

Jancee Dunn, autora del artículo del New York Times, pidió a algunos expertos que le recomendasen qué hacer cuando alguien nos interrumpe. Elaine Swann, experta en protocolo, sugiere en primer lugar preguntarnos si es mejor dejar pasar la interrupción o tratarla.

Como siempre es mejor prevenir que tratar, aunque no siempre funciona, podemos preparar primero el terreno diciendo el tiempo que llevará nuestra intervención o si es un conjunto de dos o tres ideas, para que así la gente sepa que tiene un inicio y un final marcado, después del cual pueden intervenir.

En un caso puntual sin importancia podemos dejarlo pasar, pero si hemos sido interrumpidos en una idea que queremos completar lo recomendable es levantar la mano y comentar: "espera, me gustaría completar mi idea" o "solo un momento y te cedo la palabra".

Si esa interrupción es frecuente por una misma persona o en un ambiente laboral, lo ideal es contar con otra persona que sea la que reoriente la conversación. Por ejemplo, si está hablando una compañera de trabajo y la interrumpen podemos decir: "me encantaría escuchar lo que Joaquín estaba diciendo".

Referencias

Ruvalcaba, O., Rogoff, B., López, A., Correa-Chávez, M., & Gutiérrez, K. (2015). Children's Avoidance of Interrupting Others' Activities in Requesting Help: Cultural Aspects of Considerateness. Advances in child development and behavior, 49, 185–205. https://doi.org/10.1016/bs.acdb.2015.10.005

Fredrickson BL. The broaden-and-build theory of positive emotions. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 2004 Sep 29;359(1449):1367-78. doi: 10.1098/rstb.2004.1512. PMID: 15347528; PMCID: PMC1693418.

Hancock, A. B., & Rubin, B. A. (2015). Influence of Communication Partner’s Gender on Language. Journal of Language and Social Psychology, 34(1), 46-64. https://doi.org/10.1177/0261927X14533197

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