Tres estrategias que hacen que tu cerebro pase de sufrir por el ejercicio físico a disfrutar de él

Es el primer día de entrenamiento y estás completamente motivado. Llega la segunda semana y ya empiezas a saltarte entrenamientos. Última semana del mes y no entrenas ningún día. La motivación y la fuerza de voluntad son totalmente antagonistas: cuando algo nos motiva poco, necesitamos mucha fuerza de voluntad. Sin embargo, esa balanza puede ir cambiando con el tiempo y podemos encontrar placer en el ejercicio físico, por lo que la motivación será alta y ya no necesitaremos tanta fuerza de voluntad.

Estrategias para que nuestro cerebro necesite cada vez menos fuerza de voluntad para realizar ejercicio físico

El ejercicio físico como droga para el cerebro: cada vez quiere más

Quizás has escuchado alguna vez que las endorfinas son la droga natural de la felicidad. Cuando realizamos ejercicio físico se liberan hormonas como esta que nos hacen sentirnos bien, disminuyen el dolor y reducen la ansiedad y el estrés.

Una investigación reciente ha mostrado como es posible "programar al cerebro" para que cada vez el ejercicio físico produzca mayores mejoras del estado de ánimo. Esa es una de las razones principales por las que cuando somos principiantes no encontramos mucho disfrute en la actividad, pero a medida que avanza el tiempo nos "enganchamos" a él.

También ayuda a ese aumento del placer del ejercicio físico con el tiempo que vamos superando metas y cada vez nos cansamos menos para la misma actividad. Nuestro cerebro deja de "sufrir" por la fatiga y se centra en disfrutar del ejercicio.

La música será una gran aliada

Todos hemos tenido uno de esos días en los que no dejábamos de mirar el reloj esperando que se terminase el trabajo, una reunión o cualquier situación. Cuanto más miramos el reloj, más lento iba, ¿cierto? La explicación es que teníamos el foco mal orientado, y al centrarnos en el reloj este iba más despacio.

El caso contrario son esas sesiones de spinning que nos motivan, o ese rato con familia y amigos que se esfuma como si apenas hubieran pasado unos minutos. El foco está fuera del tiempo y con ello no vemos como este avanza.

La música hace que pongamos ese foco en algo externo, nos adentremos en ella y nos distraigamos del ejercicio físico. Para ello es vital que nuestra lista de canciones sea diseñada minuciosamente, ya que un estilo musical o un ritmo que no consiga eludirnos del ejercicio no servirá de mucho.

Varias investigaciones han demostrado como la música puede hacer que nuestra percepción del esfuerzo sea menor. Es decir, haciendo el mismo esfuerzo con música, parece que hemos hecho menos. O lo que es lo mismo, ante la misma percepción de esfuerzo podemos recorrer más kilómetros o realizar más intensidad gracias a la música.

Visualización

Vernos a nosotros mismos realizando una actividad puede hacer que mejoremos en dicha actividad. Los atletas de élite llevan mucho tiempo haciendo uso de las imágenes mentales con ese fin, haciendo que su cerebro aprenda e integre un movimiento o una habilidad.

Esta estrategia puede acortar los plazos de forma extraordinaria en aprendizaje de patrones complejos como sentadillas, pesos muertos o cualquier movimiento que requiera estar atento a la posición corporal. De esta forma nuestro cerebro nos ayudará a mejorar, y con esa mejora, disfrutaremos más del entrenamiento al sentirnos más válidos y con una mayor autoestima.

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Imágenes | Unsplash, iStock

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